Sexualidad Infantil y Pulsión - Oir Psicoanalisis

sexualidad infantil y pulsión

"Los tres ensayos (1905) (cap. II)
"El carácter y el erotismo anal" (1908)

A partir de lo que le demuestra la práctica, Freud plantea que “ la existencia de una pulsión sexual en la infancia, posee el carácter de una ley”.

La primera cuestión que trata será llegar a entender es por qué esa vida sexual, ciertamente rica, se olvida de tal manera que el adulto no sólo no la recuerda sino que le resulta increíble.

Freud encuentra en ese rechazo la confirmación de su hipótesis: si el olvido fuera inocente, ese rechazo frontal no sería necesario.

(La afirmación de la sexualidad infantil le valió a Freud, y le ha valido al psicoanálisis, sobre todo en España, la crítica de pansexualismo; hasta el punto que la psiquiatría española ha llegado a plantear que “puede que los niños judíos sean perversos polimorfos, pero no los niños católicos españoles, que gracias a la religión no saben nada de sexualidad.” )

A  pesar  de  las  críticas, puede  comprobarse  con  el análisis que las representaciones sexuales infantiles “han dejado profundas huellas reprimidas que son determinantes en el desarrollo posterior ” y que son el origen de los síntomas neuróticos. Como,  además, se comprueba que la infancia de los neuróticos no  parece divergir esencialmente de la infancia  de los normales”, Freud  concluye que la sexualidad infantil es universal en el ser humano y que “hacia el tercer o cuarto año de vida la sexualidad del niño se expresa de  un modo asequible a la observación” .

Sólo años después dirá Freud que la salud mental no existe, que no hay una norma general en la constitución de un sujeto; que no hay una normalidad a la que el análisis nos habría de devolver, como ocurre en la curación médica .

Freud hace, en este momento, un planteamiento biologicista y evolucionista, porque necesita suponer un germen de mociones pulsionales innatas, que serían el núcleo de lo Inconsciente, para explicar el mecanismo de la represión: para que una representación sea reprimida no basta con que sea rechazada por  el  yo,  es necesario además  que sea “atraída por una ligazón asociativadesde el Inconsciente.

Este planteamiento remite a la idea de la represión originaria, que ya había aparecido en “ La interpretación de los sueños” como ombligo del sueño: se trata de una representación primera que no puede ligarse a otra asociativamente a otra anterior, para poder ser interpretada . Con la formalización de Lacan podemos entender que se trata del primer eslabón de la cadena, del punto en que lo Simbólico se enlaza a lo Real.

1 Freud, S.: “Tres ensayos sobre teoría sexual” A.E. T. VII, pg. 157
2 Carles y otros: “El psicoanálisis en España” Asociación española de Neuropsiquiatría

Tratando de explicar la amnesia infantil, Freud descubre que es después del florecimiento sexual, de entre los tres y los cinco años, cuando todo ese desarrollo es olvidado y aparece un periodo de latencia que dura hasta la pubertad. Es en ese momento cuando el niño puede interesarse por el saber, por la cultura, y Freud se pregunta con qué energía se hace n esas construcciones, concluyendo que no puede ser sino a “expensas de las mociones sexuales mismas”, pues otra no hay: esa energía será desviada del uso sexual, rechazado por prohibido, y aplicada a otras metas. A este proceso lo llama ya “sublimación”.

El  periodo  de latencia es, por tanto, el momento adecuado para la escolarización, siempre que el sujeto haya podido resolver suficientemente su constitución  como sujeto sexuado. Desde luego ningún sujeto consigue una represión sin fisuras y menos una sublimación completamente conseguida, de modo que la sexualidad reaparece directamente o bajo el disfraz de los síntomas, con más o menos frecuencia ; y los maestros , encargados de transmitir el saber a los niños, rechazan las expresiones sexuales en los alumnos como si supieran que su presencia es contra producente para el aprendizaje .

Para explicar la pulsión, Freud toma como modelo la oralidad, señalando la diferencia entre sexualidad y genitalidad.

Lo primero que explica es que el chupeteo no tiene por fin la nutrición, pues, una vez ha aprendido a mamar -el lactante humano tiene que aprender a mamar por su falta de instintos-, se ve a los pequeños sujetos chupar cualquier zona de su cuerpo por el placer del chupeteo –el placer principal es en la propia zona erógena oral-, o se puede llegar a ver, que, después de haber mamado con fruición, aparece una reacción motriz del estilo de un orgasmo, después del cual el niño se queda dormido, cumpliendo el dicho de que no hay mejor somnífero que la satisfacción sexual.

La sexualidad infantil presenta para Freud en este momento 3 características:

  • surge por apuntalamiento en una función vital; lo que es claro sobre todo en la oralidad.

En este momento, precisamente por su orientación biologicista, divide las pulsiones en sexuales y de autoconservación: 1ª teoría pulsional

  • es autoerótica ya que, por un lado el placer principal es en la propia zona erógena que es la fuente de la pulsión, y, por otro, el pecho es vivido como propio,  de modo que no  hay  distancia entre mamar y chuparse una zona de su cuerpo ;
  • y ocurre bajo el imperio de una zona erógena.

Aunque Freud subraya la idoneidad de las mucosas para ser la fuente de las zonas erógenas por su “ erogenibilidad”, será fundamental el planteamiento de Lacan de que se trata siempre de los agujeros del cuerpo que son zonas electivas para el intercambio con el Otro.

Esto complejiza la cuestión del autoerotismo, pues si bien es cierto que el placer es autoerótico, al mismo tiempo no hay pulsión sin lenguaje, como dice Freud en este mismo texto: “No podemos entender de entrada por Trieb nada más que la representancia (Repräsentantz) psíquica de una fuente de estímulos intrasomática, de fuerza continua”; o, en el lenguaje de Lacan, al mismo tiempo no hay pulsión sin Otro. De manera que no es cierto que la sexualidad infantil sea autoerótica y no es cierto que no sea autoerótica.

También la meta de la pulsión requiere del Otro; dice Freud que la meta sexual “dependería de sustituir la sensación del estímulo proyectada sobre la zona erógena, por aquel estímulo externo que la cancela, al provocar la sensación de satisfacción.” Ese estímulo externo es la “acción específica”, de la que hablaba en el “Proyecto…”, que tiene que ser aportada por otro .

Aunque aún no los enumera como tales, vamos viendo aparecer los componentes de la pulsión: la zona erógena, el objeto , la fuerza y la meta.

Para la pulsión oral, partimos del llanto del niño como respuesta inespecífica cuando tiene hambre, porque no sabe que el hambre es hambre y el llanto aún no significa nada . Es la madre (o quien cumpla la función materna) quien significa el grito del niño como pedido (“este niño tiene hambre” ), la palabra de la madre le enseña lo que le pasa y a pedir, de modo que el llanto va dejando de ser una respuesta inespecífica y se va convirtiendo en distintos pedidos que el Otro tiene que saber distinguir y tiene que nombrar –ese lugar de lenguaje es su función fundamental-. 

Lacan dice que la demanda del niño -el “quiero comer” va hacia el Otro y la respuesta: déjate alimentar”, también una demanda, vuelve del Otro.

Trazo esa ida y vuelta y ahí tenemos una escritura del deseo, un ocho interior, un aspecto de la constitución del sujeto. El sujeto es una banda de Moebius, dice Lacan, o la banda escribe al sujeto . Es cuando aparece el llanto del niño escuchado como pedido cuando se convierte en pedido (“quiero comer” ), y entonces la respuesta de la madre también es una demanda: «déjate alimentar».

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Así pues tenemos que una demanda se contesta con una demanda, y ahí hay siempre una pérdida, porque el lenguaje contiene la falta, todo significante está tocado por la represión primaria. Cuando la madre dice «tienes hambre», o «quieres comer», evidentemente ahí hay una interpretación de la madre; ella arriesga una interpretación, apostando a equivocarse lo menos posible, podríamos decir. De manera que siempre en ese grito del niño habrá más y menos de lo que la madre interprete. Nunca se acoplará perfectamente la interpretación de la madre al grito del niño, pues eso es imposible por la multivocidad del lenguaje.

Desde luego, cuando eso no se acopla de ninguna manera y la madre entiende todo mal, ese niño empezará a tener problemas serios; me refiero a que siempre que el niño llore la madre entienda que tiene hambre, por ejemplo, y nunca se le ocurra que lo que quiere es que le saquen de la cuna, o que no está sabiendo dormirse, o… cualquier otra demanda Un niño no pide sólo comer; si la madre siempre interpreta que su hijo tiene hambre, podemos tener ahí la célula de una bulimia, de una anorexia, de diversas dificultades con la comida en el futuro

Freud  señala  la  importancia de los restos de componentes orales que quedan  en  la sexualidad adulta por el papel que ha jugado esa zona en el descubrimiento del placer, porque ninguna etapa se supera totalmente sin dejar fijaciones: los besos, el beber o el fumar, y los síntomas que se derivan de la fijación en esta zona: ascos y vómitos histéricos, p. ej.

Lacan trabaja sobre todo la anorexia como consecuencia de que el sujeto hace una respuesta radical para no someterse a la demanda de un Otro que no dejaría espacio para su deseo.

 

3 Freud: “Tres ensayos para una teoría sexual” A.E.TVII pg.153 (traducción corregida a partir del alemán: “Drei Abhandlungen…” G.W., Ed. S. Fischer T.V pg. 67.) Traduzco Repräsentanz, que es alemán antiguo, por representancia siguiendo las indicaciones de Lacan en el seminario de la Ética.
4 Freud, S.: “Tres ensayos sobre teoría sexual” A.E. T. VII, pg. 167. Traducción propia.

Todo sujeto necesita, para constituirse como sujeto, separarse un poco del Otro, decir no a su demanda, preservar su propio deseo. A partir de esta necesidad de distanciarse del Otro, Lacan plantea que el deseo oral es deseo de separación, de destete.

Respecto al erotismo anal, Freud señala la significación del objeto heces como regalo y por desplazamiento como dinero.

También, como en la pulsión oral, explica la pulsión anal surgiendo por apuntalamiento en una función corporal; sin embargo no señala que este apuntalamiento es distinto del de la oralidad, aunque plantea que la educación de los esfínteres acarrean el primer “no” que el niño tiene que aprender a obedecer. Pero en Freud queda oscura la diferencia entre estas dos pulsiones, en el sentido de que en este caso el niño no necesita controlar sus esfínteres, sino que tanto el retener como el expulsar son requerimientos del Otro. Aquí la demanda parte del Otro y para el sujeto no es suficiente con hacer lo contrario de lo que demanda el Otro para preservar su propio deseo.

Desde luego, el niño podrá responder haciendo justo lo contrario de lo que le parece que espera el Otro, pero esa respuesta no vehicula su deseo y no tiene la fuerza del rechazo oral.

Lo primero que señala Lacan en el seminario deLa transferencia”, es que en la pulsión anal “ la satisfacción es en primer lugar la del Otro”.

Y más tarde: Algo gira en la demanda de la madre en dos tiempos: 1º – guárdalo y luegodalo, pero después algo gira también en este objeto: primero es un regalo y luego algo a rechazar; ese objeto, primero es él y luego no debe ser él, e incluso no es suyo.”

A nivel anal, el sujeto tiene por primera vez la oportunidad de reconocerse en un objeto. Como el Otro solicita el excremento y el deseo es el deseo del Otro, ese será el objeto del deseo anal y además, para ser deseado por el Otro, el sujeto encuentra la posibilidad de identificarse con ese objeto.

5 Lacan, J.: Seminario, libro 8 ”La transferencia” pg. 234 – 5. Ed. Paidos
6 Lacan, J.: Seminario, libro 10 ”La angustia” pg. 325 -26. Ed. Paidos

El momento del control de esfínteres coincide con el estadío del espejo, de modo que el sujeto ya constituido podrá articular su deseo al deseo del Otro e identificarse al objeto anal para ser deseado por ese Otro. Puesto que el Otro pide y además con una demanda contradictoria, algo le falta, “pide eso, pero ¿qué quiere?” Así el niño puede leer algo del deseo del Otro en su demanda, e identificarse a ese objeto.

Pero ¿Cómo aparece su deseo a nivel anal? “ El sujeto, en ese estadio anal (2 en el gráfico de Lacan), enfrentado a la demanda del Otro, necesita culminar su posición como deseo, lo hará mediante la categoría de la potencia, es decir por mediación de la mirada   (piso 4 en el gráfico de Lacan): el vínculo es la reflexión especular, el soporte narcisístico del dominio de sí en su relación con el lugar del Otro. El sujeto constituye al Otro del Ideal del yo como todopoderoso, y se identifica con él .” 

Es decir que, al estar ya constituido como sujeto, por su identificación simbólica con el Otro, Ideal del yo, podrá constituir su deseo a partir del deseo del Otro.

También en este caso Freud señala la importancia de los restos anales en la sexualidad adulta, y la frecuencia de los síntomas que se derivan de las fijaciones anales: estreñimientos y diarreas, las manías por el orden y la limpieza; además de una serie de rasgos  del carácter consecuencia de la dificultad que implica el sometimiento a la educación: la obediencia o rebeldía excesivas, la ambivalencia, las dudas, el rechazo a elegir .

Sujetos que han vivido con dificultad la educación esfinteriana hacen a menudo una formación reactiva con su rebeldía y se vuelven muy ordenados, limpios y ahorrativos.

Por la relación que Freud encuentra entre la pulsión y las perversiones, habla además de una pulsión de apoderamiento cuya zona erógena es la musculatura y que forma parte de la analidad; sadismo y masoquismo serían las perversiones que surgen de esta pulsión.

Teniendo en cuenta que el control de esfínteres implica control muscular, se entiende la asociación entre estas dos pulsiones, pero hay que aclarar que la pulsión propiamente dicha es a anal, y que la de apoderamiento es, digamos, una pulsión que cumple sólo medias las condiciones de las pulsiones, empezando por el hecho de que la zona erógena no es un agujero. Sadismo y masoquismo sólo quedarán mejor aclarados cuando los trabaje Lacan.

La articulación entre mirada y musculatura en el momento del “Estadío del espejo” se explica por el hecho de que el aprender a andar es la manera en que el niño trata de superar la frustración de no ser el yo ideal, precisamente por la falta de dominio muscular, identificándose  al  Ideal del yo. Y la articulación entre analidad y mirada: porque el sujeto necesita esa identificación para para enfrentar la demanda del Otro desde una posición de deseo y la identificación con el objeto anal para ser algo para ese Otro.

Angeles Moltó

7 Lacan, J.: op, cit. pg. 317. Ed. Paidos
8 Lacan, J.: op, cit. Lecc. XXII. Ed. Paidos
9 Freud, S.: “El carácter y el erotismo anal” (1908)
Angeles Molto
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