09 Ene Psiquiatría en España
Por Ángeles Moltó
Vallejo, Nágera, López Ibor, Castilla del Pino
Vallejo, Nágera, López Ibor, Castilla del Pino
A partir de la biografía de Castilla del Pino
La clase de hoy les parecerá casi chistosa, si no fuera que éste es el nivel paupérrimo de la psiquiatría española del siglo XX, hoy sólo empeorada con el DSM.
Carlos Castilla del Pino nace en una familia de ideología monárquica en Andalucía en 1922 . Es monárquico de esa forma que , como hemos visto en “ Advenimiento del psicoanálisis en España”, es tan típica de la subjetividad española: “Todos los Castilla proceden de las 4 amantes del rey Pedro I de Castilla. ¿Para qué seguir? Mira por donde tengo más derecho al trono de España que la propia Isabel la Católica”.
Los sufrimientos padecidos en un internado religioso , donde estudió, lo hacen profundamente anticlerical; rasgo también típicamente español, bien distante de la crítica de la religión .
Al principio de la guerra se considera monárquico, luego va confundiendo su antifranquismo con una ideología de izquierdas que tiñe todo su trabajo científico , restándole rigor . En 1966 Santiago Carrillo lo llama a París; a Castilla no le parece de fiar y nunca entra en el partido .
También su inclinación al psicoanálisis se basa en esa ideología . La importancia de la sexualidad en la teoría freudiana le resulta atractiva por la represión sufrida, pero no ve más causa que la externa, no hay responsabilización subjetiva alguna. La autobiografía está llena de sueños, sin asociaciones ni interpretación .
La vida familiar que describe , tiene rasgos bizarros , y cuando se casa deciden no tener hijos, pero tienen siete, que son otras tantas tragedias. ¡Cuánto bien habría hecho en esa familia un poco de diván en serio, con alguno de los tantos analistas que dice conocer bien ! Claro que cuando nombra a Carmen Gallano dice que es de buena familia y comunista (eso es lo que le interesa), pero no dice que es psicoanalista ¿será porque es lacaniana?
Algunos encuentros juveniles despiertan en él un gran “ deseo” de saber, que le lleva a interesarse por todo de forma autodidacta y a criticar la incultura de este país.
Estudia medicina en Madrid y se dedica a la neuropsiquiatría .
Castilla dirá que Vallejo era medieval y elige López Ibor, rival del anterior, como maestro. Pero también los manejos que denuncia de éste lo acabará alejando.
Para caracterizar a Vallejo nos sirve lo que ya habíamos visto en el texto antes citado:
“ Es bien posible que los judíos sean perversos polimorfos, se decía, pero desde luego los españoles no”; o “aquí, gracias al catolicismo, los jóvenes no saben nada de sexualidad y por tanto están a salvo de esos problemas”
Después de la guerra española el nacional -catolicismo se recrudece: “ la mejor salud de la mente es un pensamiento católico”, dirá Vallejo, o “ el enfermo psicótico sigue siendo un
hermano en el amor de Dios”, u otro texto “Elogio a la castidad”, dice que es “ sin fines moralizadores, en beneficio de la raza”. Las cátedras de psiquiatría desaparecieron, y la deontología médica y la psicología eran impartidas por religiosos. A pesar de su ideología confusa, Castilla no puede estar de acuerdo con Vallejo
La psiquiatría era usada por determinadas familias para encerrar a sus miembros molestos más allá de su patología , o por las instituciones religiosas a los miembros que querían dejar la orden a la que pertenecían, con la complicidad tanto de Vallejo como de López Ibor.
Castilla llega a Córdoba en el año 49 como “ Jefe de los Servicios Provinciales de Higiene Mental y Toxicomanías”, y él cambia el nombre por el de “ Dispensario de Neurología, Psiquiatría e Higiene Mental”
Las especialidades médicas no estaban reguladas oficialmente, dice, de modo que cualquiera podía auto -titularse especialista con comunicarlo al inscribirse en el colegio de médicos. “Yo tenía a m i favor 7 años de experiencia neuropsiquiátrica en el servicio más importante del país y 3 de estancia en un sanatorio”
El dispensario era lamentable : goteras, falta de muebles, etc. Pero rápidamente se llenó de pacientes y el médico empezó a hacer de todo: tratamientos neurológicos y psiquiátricos, pero también psicoterapia y distintos tests.
En 1952 aparecen los primeros medicamentos antipsicóticos y el primer antidepresivo, y los manicomios empiezan a vaciarse. “La alucinación y el delirio desaparecían paulatinamente, en un proceso similar al de corrección de errores, es decir, mediante el raciocinio y la crítica de los mismos, y la conciencia de que se ha estado enfermo de la mente” . Como vemos considera la alucinación y el delirio como errores.
“La industria farmacéutica todavía no había entrado a saco… llegando a adueñarse incluso de los congresos” , denuncia.
Más complicado le resultó abrir una consulta privada, porque las clases media y alta consultaban con los jesuitas los problemas matrimoniales, las relaciones paterno filiales, los noviazgos…, hasta que llegó el Opus y se les llevó la clientela. Todavía en 2003 el colegio de médicos de Córdova hace miembro honorario a S. Rafael.
A pesar de su anticlericalismo atendió a muchas monjas de clausura de los muchos conventos que había, cuyo mal era fundamentalmente que querían salir de su encierro; y varios brotes psicóticos producidos por “ las descargas emocionales propiciadas por las confesiones públicas de los cursillos de cristiandad”
En 1952 el dispensario pasa a un edificio nuevo y él ofrece la mitad del sueldo a un colega para empezar a hacer un servicio serio, hasta que consigue ampliar el equipo. En 1955 empiezan a tratar niños, forma a 4 maestras como psicoterapeutas, enseñando también psicoanálisis.
En la consulta privada hace “ psicoanálisis” pero no ortodoxo sino “ en conjunción” con los factores orgánicos, la sociología y psicología social americana, la psicología de la relación interpersonal y el análisis de actitudes. “Era una estrategia
improvisada, propia del autodidacta, con el paciente en el diván, invitándole a la discusión si era inteligente y capaz”
Toda la vida dedicará muchas horas al estudio y a la investigación neurohistológica. Busca, por ejemplo, la posible disminución del número de sinapsis en la esquizofrenia.
Desde el principio presenta sesiones clínicas en la Academia de Ciencias Médicas y desde 1954 ponencias en los congresos de psiquiatría.
Pronto empieza a pronunciar conferencias sobre todo, Psicoanálisis también. En 1956, centenario del nacimiento de Freud , organiza un ciclo de conferencias que da él (¿qué habrá dicho?) y dice que el público, a pesar del rechazo de la iglesia, era abierto y deseaba enfoques nuevos (¿qué habrán entendido? y ¿qué habrá entendido él que entendían?).
Desde luego se permite corregir a Freud , y de Lacan dice que no es más que un charlatán. Es obvio que no entiende nada y que estos personajes no han hecho más que daño al psicoanálisis en España.
Pero da también conferencias sobre Ortega, “ El relativismo ético del hombre actual” , psicología del gesto, … se atreve con todo.
En 1952 se convoca la cátedra de Salamanca. Castilla se presenta, López Ibor se presenta también. En el tribunal: Vallejo Nágera y Sarró.
“ Me quedé asombrado de la pobreza intelectual de los coopositores. Villamil había escrito un libro de psicopatología que era un conjunto de disparates, mal copiados de libros franceses. ” “ Rey Ardid, el mayor plagiario de la historia de España (…), había publicado unos trabajitos ridículos.” “Rojas Ballesteros era inefable… El trabajo era una desfachatez: que de una enfermedad de la que se conocían muy pocos casos en la bibliografía universal, Rojas, sólo con la mirada, diagnosticara ocho o más , revelaba una ligereza intolerable.”
Laín (el presidente) le pidió que se retirara del examen porque no iba a competir con su maestro .
López Ibor tomó posesión de la cátedra de Salamanca, pero para pedir la excedencia a las pocas semanas para encargarse de la de psicología médica de Madrid. Se reconcilió con Vallejo y nombró a su hijo ayudante de cátedra, y cuando Vallejo se jubiló se quedó con su cátedra de psiquiatría , también.
Sarró ejercía en Barcelona. Se había psicoanalizado en Viena, pero consideraba que él había superado a Freud. Su queja sería toda la vida que nadie reconocía su teoría y que no se le valoraba más que por haber conocido a Freud.
En 1956 Castilla se vuelve a presentar a la convocatoria de cátedras, pero no consigue los 3 votos necesarios. López Ibor le dice : “ En un tribunal, Castilla, se hace lo que yo quiera. No necesito presidirlo”
La década de los 60 representó el poder absoluto de López Ibor en la psiquiatría española. Cuando un grupo de jóvenes psiquiatras psicoanalizados y formados en
Suiza y Francia crearon un grupo psicoanalítico en Barcelona y otro en Madrid, dependientes de la I.P.A. (sociedad psicoanalítica internacional) López Ibor se apresuró a fundar la Asociación española de psicoterapia, a la que se inscribió rápidamente Obiols de Barcelona, para tratar de neutralizarlos. Pero Castilla se inscribe también .
A partir de la depresión que dice pasar por la cátedra imposible escribe “ La depresión. Fundamentos de antropología dialéctica ” “ con una perspectiva original ” , que desde luego la antropología no ha tomado . Luego un libro sobre el cante jondo desde una perspectiva psicoanalítica y antropológico -cultural. También: “ La culpa” y “ La incomunicación” “ resultado de mi interés por el análisis del lenguaje ” ; pero el interés por el mismo tema en Lacan era charlatanería .
Tal vez el nivel de sus colegas y maestros explique su prepotencia, pero tal vez también, ésta explique que no soportara la humildad necesaria para leer a Freud y a Lacan y menos aún la de psicoanalizarse .
En un viaje a Barcelona le cuentan la nueva terapia de Obiols, con la que había llenado su consulta. Se inyectaba a los pacientes una pequeña dosis de pentotal que producía una euforia pasajera y sensación de bienestar, luego los pacientes pagaban, se iban y volvían al día siguiente. Era parecido, pero a mayor escala, que lo que hacía López Ibor en Madrid. Era algo conocido en el mundo médico, pero nadie lo destapaba. Sarró comentó el “ invento” de Obiols diciendo: “claro que uds. en Madrid no están menos adelantados que en Barcelona ¿verdad?, aludiendo a López Ibor” .
A pesar de todo, parece que Castilla no comparte la catadura moral de los dueños de la psiquiatría de aquel momento (claro que no tenemos más que su opinión). Me parece que su españolidad le impide ver más allá y ser crítico consigo mismo. Entrevé que está psíquicamente mal y hace de su biografía una especie de “ abreacción” , que hasta se podría considerar valiente, pero ¿para qué tanta exhibición que no lleva a nada? La valentía sería enfrentarse al análisis de los sueños que relata, y de eso no hay nada.
Lo interesante de su libro, que no recomiendo, es, en cualquier caso, la descripción de la psiquiatría española en la 1ª mitad del S.XX
Angeles Moltó