
13 Jul La significación del falo
Necesidad, demanda, deseo
Falo, castración, falta, deseo
“Ello habla”, pulsión.
Este texto, siendo justo anterior al seminario de “El deseo y su interpretación”, pertenece conceptualmente a lo que trabajamos el año pasado, pero trabaja el concepto de falo, que nos hace de puente para el trabajo de este año .
Lacan plantea, por un lado, como surge el objeto del deseo de la necesidad y la demanda y por otro la importancia del falo; pero no llega a articular los dos temas como hará en el seminario que veremos a continuación.
Como habíamos visto el curso anterior: el significante, por su sola presencia, convierte las necesidades en demandas. Por el hecho de que el Otro las nombra esas necesidades retornan enajenadas al sujeto.
Les repito, para que a la larga no haya confusiones, que el concepto necesidad desaparecerá de la teoría a medida que Lacan vaya descubriendo la importancia cada vez mayor de la palabra, hasta llegar a poder sostener al sujeto en el lenguaje y poder prescindir de la biología y por tanto de las necesidades biológicas. Pero para no caer en anacronismos y no hacer decir a Lacan lo que no dice todavía, planteamos la teoría tal como se va desarrollando.
Lo que se encuentra enajenado de las necesidades constituye la porción de viviente que el hablante tiene que perder para constituirse como hablante; constituye la represión originaria, un significante simbolizado pero sin retorno posible, por no poder, por hipótesis, articularse en la demanda, pero que aparecerá como retoño en el deseo.
La demanda se refiere a otra cosa que a esas satisfacciones que aparentemente reclama. Es demanda de un a presencia o una ausencia en la relación primordial con la madre, o con quien haga función de madre; la madre que más acá o más allá de un polo de satisfacciones es el tesoro del significante, quien pone nombre a todo.
En general se subraya sobre todo la demanda de la presencia de la madre, de la repetición de la vivencia de satisfacción, pero el niño pide sobre todo el don de su amor, que queda aplastado por la satisfacción de goce, si es excesivo [cuadro seminario 4].
También el deseo puede quedar aplastado por un amor excesivo. Para el lactante es igual de importante poder decirle que no a la madre: “no me des tanto y quiéreme más” , o “no me quieras tanto que me ahogas”. Por otro lado, el no a la demanda materna será el modo en que el sujeto se constituya como tal, diferenciándose de ella; sólo así podrá construir su deseo al descubrir el deseo de la madre, pero el suyo, distinto, aunque de entrada sea fruto sólo de un no.
Introduzco unas citas sobre demanda y deseo del texto que estamos trabajando donde Lacan dice lo que acabo de explicar; es importante irse acostumbrando a los escritos de Lacan que tiene un estilo muy diferente del freudiano .
“ A lo incondicionado de la demanda, el deseo sustituye la condición absoluta:
esa condición desanuda lo que la prueba de amor tiene de rebelde a la satisfacción de la necesidad. Así el deseo no es ni el apetito de la satisfacción, ni la demanda de amor, sino a diferencia que resulta de la sustracción del primero a la segunda, el fenómeno mismo de su escisión .” 1
“La hiancia de este enigma manifiesta lo que lo determina: (…) que el sujeto lo mismo que el Otro (…) no pueden bastarse por ser sujetos de la necesidad ni objetos de amor, sino que deben ocupar el lugar de causa del deseo. ” 2
A continuación introduce el falo y por lo tanto el complejo de castración:
“ El falo, dice, es el significante privilegiado de esa marca en que la parte del logos se une al advenimiento del deseo . (…) equivale a una cópula lógica.” 3
El complejo de castración tiene una función de nudo:
- En la estructuración de la clínica, pues en función de su manejo surgen neurosis, perversión o psicosis. Y
- En la regulación de la identificación con el tipo del sexo del sujeto
Toda la clínica nos indica que no hay relación sexual sin castración, sin temor de la amenaza en el varón y la sensación de falta en la niña.
El falo no es una fantasía, si entendemos por ello un efecto imaginario, ni un objeto propiamente dicho, y aún menos un órgano. El falo es un significante.
El falo señala la falta de que adolece todo significante por no significar por sí mismo, por eso aparece siempre velado, no puede ser sino reprimido.
Que sea un significante impone que sea siempre en el lugar del Otro donde el sujeto tenga acceso a él; pero como no puede estar sino velado, aparece como razón del deseo del Otro.
La palabra es fálica, es el falo mismo en tanto se la supone siempre verdadera.
El falo es un significante que no tiene referente, no aparece encarnado sino en lo imaginario del espejo.
La cuestión surge en la diacronía, en la historia del sujeto, con la fantasía del falo materno.
La fantasía de omnipotencia de la madre es estructural en el nuevo sujeto puesto que ella es el tesoro del significante, ella sabe todo, y es necesaria para que el lactante en su impotencia se sienta protegido.
Cuando, en el narcisismo, el pene se resignifica como falo, ni siquiera es necesaria una nueva fantasía para que el niño dé por supuesto que su madre tiene apéndice fálico.
Esos son los avatares de la aventura edípica que implica recorridos diferentes en el niño y en la niña, que producen la diferencia entre la masculinidad y la femineidad.
1 Lacan,J.: “La significación del falo” 1958 Escritos. XIIª edición pg. 671
2 Ídem
3 Id. Pg.672
En el niño, en cuanto descubre la castración materna, la castración del propio sujeto deviene eficaz, se vuelve determinante para él. De entrada, si, en tanto castrada, el deseo de la madre es el falo, el niño quiere ser el falo para satisfacer su deseo. Pero ser y tener son incompatibles, ese es otro modo de decir la castración, si lo es no lo tiene, lo pierde, y si lo tiene no lo puede usar: eso que tiene no alcanza para satisfacer a la madre; amén del conflicto con el padre que representaría.
En cuanto al descubrimiento de la niña: si elige ser el falo, el significante del deseo del Otro, tiene que rechazar una parte sustancial de su femineidad; si consigue renunciar a la madre, encuentra en el cuerpo de aquel al que dirige su demanda de amor el significante de su propio deseo. Lacan, al contrario que Freud, plantea el deseo femenino más fácil que el masculino…
(esquema de Edipo en Freud)
Esa diferencia, que ya era clara para Freud, en cambio fue muy confundente para los post -freudianos, que necesitaron pensar dos caminos simétricos, partiendo de la suposición de que se nace varón o mujer, y consecuentemente tuvieron que inventar, además del complejo de Edipo, un complejo de Electra. El primero no es simétrico en niños y niñas y el segundo no existe.
Lacan hace en este texto una extensa crítica de esas teorías post- freudianas que nos sirve para percibir el rigor de la escucha freudiana y el alcance de su intuición a la hora de la conceptualización.
Aunque me parece importante señalar aquí que ha pasado desapercibida hasta ahora, que la ha señalado Vappereau, la defensa de M. Klein que hace Lacan en el seminario 6 – lecc. XXV, a pesar de las críticas que le dedica en otros momentos, mostrándonos que su crítica no obedece a un pre -juicio.
Freud, al contrario que sus discípulos, tampoco se deja llevar por sus prejuicios:
- si descubre que la castración es condición para que se constituyan las identificaciones masculina o femenina, acepta que el sexo anatómico no determina la identificación psicosexual y que la satisfacción sexual no surge sino de la pérdida , por muy absurdo que parezca eso de entrada
- de la misma manera que trabaja las pulsiones a partir de la idea de instintos que tiene, pero aceptando enseguida que no son instintos, que no se rigen por las leyes biológicas sino por las de la palabra y construyendo el concepto de pulsión (Trieb que sería mejor traducir como deriva).
Es a partir de este concepto que encuentra en Freud, que Lacan puede plantear que la 2ª tópica no es una nueva organización del aparato psíquico sino una serie de identificaciones.
Dice del Ello: “Si Ello habla en el Otro (…) es que es allí donde el sujeto, por una anterioridad lógica a todo despertar del significado, encuentra su lugar en el significante” 4 En el Otro, el sujeto encuentra ese significante -S1– que lo nombra sin poder saber él con qué nombre pues no es interpretable antes de la aparición de la
4 Id. Pg. 669
cadena, del Inconsciente que implica S 1 –S2.
Cuando se constituya el Inconsciente, con su funcionamiento de elementos discretos que se combinan según los tropos de la metáfora y la metonimia, será al precio de una división, de un corte. Ahí tiene su función el significante fálico, significante “destinado a designar en su conjunto los efectos de significado, en cuanto el significante los condiciona por su presencia de significante”. 5 Ese poder del significante es el que convierte las necesidades en pulsiones.
Así el “yo” puede no ser innato sino fruto de un “nuevo acto psíquico” que ocurre en el narcisismo, como plantea Freud, lugar del desconocimiento, en el que el sujeto cree conocerse; como plantea Lacan: la conciencia se cree transparente a sí misma .
Desconocimiento que, Lacan dice 6, no es no conocer que es la ignorancia, sino no reconocer, lo que el sujeto sabe muy bien. Con lo que el yo es la sede de la locura en el sentido del Alma Bella .
Finalmente Lacan subraya el superyó como una bestia feroz y obscena en el Seminario “Los escritos técnicos de Freud”, pero yo no he escuchado nada más que a Vappereau, que haya destacado el planteamiento lacaniano 7, que Soto subrayaba desde hace años, de que la segunda tópica no es un aparato psíquico. Las consecuencias de que el superyó no es estructural y que por lo tanto se puede prescindir de él si el sujeto deja de someterse, me parecen fundamental es para los análisis.
Por lo tanto el aparato psíquico es Inconsciente, preconsciente, consciente, eso no se modifica en un análisis; yo, ello y superyó son identificaciones que el sujeto puede analizar , modificar y decidir abandonar en el caso del superyó .
Lacan distingue ya en este momento necesidad, demanda y deseo, y sus objetos, por un lado; y privación, frustración y castración, por otro, [cuadro seminario 4] para ver cómo a partir del lenguaje surge el deseo que no es nombrable; pero del objeto a, en tanto objeto del deseo, no habla todavía, aunque nombra el objeto causa. Es el falo el que aparece como objeto del deseo, la articulación entre falo y objeto a es algo que no aparecerá hasta el seminario siguiente.
Angeles Moltó