
28 Mar La negación
La elaboración lacaniana
En la “Introducción al comentario de J. Hyppolite” de 1954, Lacan está trabajando el concepto de resistencia en Freud, para terminar diciendo que no hay más resistencia que la del analista; y concluye el texto con un comentario sobre el olvido de Freud de Signorelli 1 donde relaciona muerte y negación, para luego invitar a Hyppolite a comentar el texto freudiano: “La negación” 2.
En uno de los últimos párrafos dice Lacan3: “Pues la negatividad del discurso, en cuanto que hace ser en él lo que no es, nos remite a la cuestión de saber lo que el no-ser, que se manifiesta en el orden simbólico, debe a la realidad de la muerte.”
La negación, pues, hace ser en el discurso lo que no es; es decir, puesto que la palabra supone siempre ser verdadera, incluso más, es la que genera la realidad, la negación es un gran avance en la simbolización, porque permite decir lo que no es, y más allá, permite pensar el no-ser; no-ser del que surge la definición misma de la realidad.
Hippolite en su comentario 4 empieza señalando como Freud hace surgir la inteligencia de la posibilidad de la negación, puesto que sin posibilidad de negar no hay juicio; “el cumplimiento de la función del juicio sólo se hace posible por la creación del símbolo de la negación” 5, dice Freud.
En el juicio de atribución se trata de “esto es bueno o esto no es bueno, lo introyecto o lo expulso y entonces: soy esta cosa, o no soy esta cosa”; es claro que la posibilidad misma de juzgar depende del poder negar.
El juicio de atribución implica una afirmación que es más que afirmar, es simbolizar: la Bejahung, cuyo contrario, es decir la no simbolización, el rechazo es, después de Lacan, la Verwerfung; aunque Freud no hable en este texto de Verwerfung sino de Ausstossung , como señala Hyppolite.
Me parece, tomando lo que dice Lacan en la respuesta a Hyppolite, que la cuestión es que Freud no llegó a hacer de la Verwerfung un concepto, para ello hubo que esperar a que Lacan formalizara la Verwerfung como forclusión.
1 Freud, S.: “Psicopatología de la vida cotidiana” A.E. T.VI
2 Freud, S.: “La negación” 1925 1901 A.E. T.XIX
3 Lacan, J.: “Introducción al ensayo de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud” 10. 2. 54 Escritos 1. Ed. S.XXI
4 Hyppolite, J.: “Comentario hablado sobre la Verneinung de Freud” Escritos 2 Apéndice 1Ed. S.XXI
5 Freud, S.: “La negación” 1925 1901 A.E. T.XIX.
En el juicio de existencia se trata de comprobar si se reencuentra o no el objeto de su representación primitiva en la realidad; no se trata sólo de que el objeto siga existiendo, sino de si se reencuentra o no el objeto que dio origen a la representación primitiva; es la génesis del interior y el exterior, y el resorte que comanda la repetición, pues, como sabemos, lo que se busca es el objeto perdido que nunca existió, y por eso no encontramos nunca exactamente lo que buscamos, lo que siempre relanza la búsqueda.
La Bejahung, planteada por Freud, en tanto equivalente, Ersatz, de la unificación (Vereinigung –ein es uno-), pertenece al Eros; la negación (Verneinung –nein es no) es la consecuencia (Nachfolge) de la expulsión, (Ausstossung, Verwerfung) o más exactamente de la pulsión de destrucción. De modo que Freud hace surgir el juicio, el pensamiento, de las pulsiones primarias.
Hay, pues, sigue diciendo Hyppolite, una disimetría entre afirmación, Bejahung, y negación, Verneinung , que permite que Freud trabaje la negación en el discurso de los pacientes como una forma de resistencia (hay que tener en cuenta que Lacan está trabajando la noción de resistencia en ese momento). Se trata de que lo reprimido puede aparecer en el discurso bajo la forma de una negación, suspendido, aufgehoben, en una especie de margen del pensamiento, en lugar de sometido al dominio de las pulsiones de atracción y expulsión.
Freud trata esta función de la negación al principio y al final del artículo, cuando dice que si un paciente presenta una situación negándola, la verdad reprimida es el contenido de lo dicho con sólo quitar la negación; lo que Freud dice es que un pensamiento reprimido puede entrar en la conciencia con tal que se deje negar, se trata de un levantamiento de la represión pero sin aceptación de lo reprimido. Lacan dirá que, en tanto el saber inconsciente encuentra un modo yoico de ser dicho a través de la negación, no puede ser sino desconocimiento.
Para entender este planteamiento freudiano hay que subrayar la disimetría entre afirmación y negación, que hace que la negación de la negación no sea una afirmación; estamos pues en un ámbito donde no rige la lógica bivalente, para la que no-no es si; será necesario, por tanto, hallar la lógica adecuada a esta situación. Esto es lo que no ven Popper y Wittgenstein cuando critican a Freud por plantear una teoría inconsistente, donde, al no respetarse el principio de no contradicción [¬(A^¬A)], todo vale.
Lacan, en su respuesta a Hyppolite 1, toma la explicación de Freud -de que en la negación la función intelectual se separa del proceso afectivo, llegando a la conciencia sólo el contenido de la representación reprimida, de modo que lo esencial de la represión persiste- para señalar cuan mal que se ha entendido “lo afectivo” en Freud.
6 Lacan, J.: “Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud” Escritos 1 Ed. S.XXI
Dice Lacan: “Lo afectivo, en este texto de Freud, se concibe como lo que, de una simbolización primordial, conserva sus efectos hasta en la estructuración discursiva. Pues esta estructuración, llamada también intelectual, está hecha para traducir bajo forma de desconocimiento lo que esa primera simbolización debe a la muerte”.
La simbolización remite a la muerte en tanto la palabra mata la cosa, y por tanto, Lacan hace depender la simbolización de la pulsión de muerte. Sólo aparentemente dice Freud lo contrario al plantear que la Bejahung depende de la pulsión de vida, pues Bejahung y Verwerfung son indisociables, salvo para llevar a la muerte por el cortocircuito de la Triebentmichung (traducido: “desintrincación de las pulsiones”, tiene el sentido de deshacer una mezcla, de vuelta al estado anterior).
Hay que recordar que tanto pulsión de vida como pulsión de muerte sueltas, desintrincadas, llevan a la muerte: la pulsión de muerte, que podemos simbolizar con un 0, es claro, es el retorno a lo inanimado; pero la pura pulsión de vida, que simbolizamos con un 1, es la completud, la falta de toda falta, y por tanto llevaría a la inacción total, que es también la muerte por un recorrido más largo. Freud dice, creo recordar que en “Más allá del principio del placer”, que la vida, de todos modos, no lleva más que a la muerte, sólo que por el camino más largo de las pulsiones mezcladas.
Entonces, por un lado, la estructuración discursiva desconoce lo que la primera simbolización debe a la muerte, pero, a la vez, conserva otros efectos de esa simbolización primordial bajo la forma de “lo afectivo”; veamos de qué se trata.
Sigue diciendo Lacan: “Nos vemos llevados así a una especie de intersección de lo simbólico y lo real que podemos llamar inmediata, en la medida en que se opera sin intermediario imaginario, pero que se mediatiza, aunque es precisamente bajo una forma que reniega de sí misma, por lo que quedó excluido en el tiempo primero de la simbolización.”
Por tanto Lacan no dice qué es lo afectivo, pero sí que no se encuentra en otro lugar que la palabra, criticando con ello el lugar que habían tomado los afectos en el psicoanálisis como algo más verdadero y primitivo que el lenguaje. Lo afectivo es en Freud la carga, el componente económico de la pulsión, componente siempre problematizado por Lacan. La pulsión aparece desde los primeros seminarios ligado a la demanda, por tanto a la palabra; pero habrá que esperar muchos años para que pueda construir una definición de pulsión como “el eco en el cuerpo de que hay un decir, y ese cuerpo resuena con él, consuena” 7.
Lo que pone de relieve Lacan es la indisolubilidad de los contrarios Bejahung y Verwerfung en ese proceso primario que se desarrolla entre lo simbólico y lo real sin intermediación de lo imaginario, de modo que queda subrayada la disimetría entre Bejahung y Verneinung .
7 Lacan, J.: “El seminario. Libro 23. El sinthome” Ed. Paidos
Luego toma “El hombre de los lobos” 8 para trabajar la diferencia que hace Freud entre Verdrängung , represión, y Verwerfung, que Lacan propone en este momento traducir por retranchement, cercenamiento, pues no tiene todavía el concepto de forclusión 9.
Freud dice respecto a este paciente: “La cercenó, verwarf sie, [la castración] y se mantuvo en el punto de vista del coito anal. (…) lo que significa que no quería saber nada de ella en el sentido de la represión. Con ello no había formulado propiamente ningún juicio sobre su existencia, pero era exactamente como si no existiera.” Lacan se maravilla de la radicalidad con la que Freud distingue nítidamente entre lo que no está en la conciencia porque está reprimido pero el paciente lo sabe, inconsciente, el inconsciente es un saber que no se sabe a sí mismo, y lo que no existe para el sujeto porque no ha sido simbolizado; y Lacan formaliza: lo reprimido es idéntico al retorno de lo reprimido y “lo que no ha llegado a la luz de lo simbólico aparece en lo real” en la alucinación “sustraída a las posibilidades de la palabra”.
Tenemos pues, por un lado, la Behahung – Verwerfung (a partir de las pulsiones de vida y muerte) que es la simbolización que genera:
- un interior – exterior, que es el 1er momento de constitución del sujeto que Lacan va a formalizar más adelante como alienación, identificación con S1, identificación primera en Freud
- pero también en el Edipo la simbolización o no de la castración
Y, por otro, la Verneinung, consecuencia de la Verwerfung, que está relacionada en la formalización de Lacan con el 2º momento de la constitución del sujeto, la separación, el establecimiento del objeto con el que el sujeto se identifica a partir de la falta en el Otro.
Freud, para trabajar la negación, pone como ejemplo el sueño de un paciente con una Sra. de la que dice: “Ud. pregunta quien puede ser la persona del sueño. Mi madre no es.” Y dice Freud más adelante que es como si el paciente dijera: “Es verdad que se me ocurrió respecto a esa persona que era mi madre; pero no tengo ningunas ganas de considerar esta ocurrencia.” 11
Vappereau toma ese ejemplo para decir que es como si el analizante dijera “Ud. dirá que es mi madre, yo digo que no lo es”.
8 Freud, S.: “De la historia de una neurosis infantil” 1918 A.E. T. XVII
9 Lo construye en “El seminario .Libro 3. Las psicosis” 1955-56 Ed. Paidos
10 Freud, S.: “Aus der Geschichte einer infantilen neurose” Gesammelte Werke T. XII pg. 117 Ed. S. Fischer
11 Freud, S.: “Die Verneinung” G. W. T. XIV pg. 11Ed. S. Fischer
Lo que hace Vappereau es subrayar que el analizante utiliza en su frase dos sujetos del enunciado para sostener su discurso; pone en el analista una parte de su enunciado porque no puede sostener la enunciación completa de su verdad, por la aparente contradicción que supone para alguien que todavía piensa con el sentido común que es el de la lógica clásica.
El enunciado inconsciente, donde no rige la lógica clásica, sino la segunda negación modificada, sería: “no es verdad que es mi madre y no es verdad que no es mi madre”; para leer este enunciado hay que distinguir dos tipos de negación modificada, además dela negación clásica : “no es verdad” sería la negación clásica, “no es” es la primera negación modificada que ya no puede entenderse como lo contrario de si es, y la frase entera es la segunda negación modificada; pero para que el analizante pueda sostener ese enunciado tiene que haber llegado a ser freudiano, lo que es todo un recorrido en un análisis.
Lacan señalará luego, en distintos lugares a lo largo de su enseñanza, que el no expletivo francés (el ej. que pone es “temo que no venga” pero en el sentido de que lo que se teme es justamente que venga) es siempre indicio de la presencia del sujeto. Será mucho más adelante cuando retome la negación en profundidad para trabajar la lógica: universales y particulares afirmativas y negativas.
Angeles Moltó