
18 Jul La incorporación. El cuerpo. Las pulsiones.
El cuerpo. Las pulsiones.
(Sexo y sexualidad )
El tema de este tercer capítulo recorre un tiempo –lógico y cronológico – que se extiende desde el momento ahistórico anterior al narcisismo -en el caso de las pulsiones que dependen de la demanda- hasta el Edipo y su resolución -para las pulsiones que dependen del deseo -.
La pulsión oral se desarrolla en ese tiempo ahistórico, a partir de una primera demanda, que es ese primer significante implicado también, como señala Lacan 1, en la alienación; la pulsión anal se articula con la fase del espejo y la constitución del I. del yo, por tanto con la mirada. Sin embargo la pulsión epistemofílica como la invocante no toman su significación hasta el tiempo del complejo de Edipo.
En este texto hablaré de las pulsiones que dependen de la demanda, las otras las veremos más adelante en otro texto de este estudio.
Aunque es Lacan quien se refiere a la “ prematuración específica del hombre” 2, ya Freud había hablado de la indefensión del cachorro humano en sus primeros tiempos, refiriéndola a un embarazo demasiado corto en comparación al de otros mamíferos 3.
Tomando la descripción de este fenómeno que hacen los fisiólogos en la década de los treinta del siglo pasado, Vappereau d ice que el hombre es “un mono prematuro con capacidad para reproducirse” 4.
Esa prematuración implica que el niño nace sin el programa instintivo que poseen los otros mamíferos. Sólo el lenguaje le permitirá acabar haciéndose con su cuerpo, aunque al precio de “perder una porción de su ser de viviente” 5, al precio de tener que construir pulsiones a cambio de los instintos que no tiene.
El lactante humano es un mamífero inviable que no sobrevive sin el Otro; sin el Otro que le aporta los cuidados imprescindibles, pero sobretodo sin el Otro en tanto tesoro del significante, sin la palabra que le aporta el Otro. Los cuidados son
1 Lacan, J.: “Posición del Inconsciente” (1960). Escritos 2. Pg. 826 – 28 Ed. Siglo XXI, 12ª edición.
2 Lacan, J.: “El estadío del espejo como formador del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica” (1949). Escritos 1. Ed. Siglo XXI, 21ª edición
3 Freud, S.: “Proyecto de psicología para neurólogos” A.E. T. I
4 Vappereau, J.M.: « La estructura del lenguaje y su sujeto, entre organismos y máquinas” Tarragona 30. 5. 13
5 Lacan, J.: El seminario, Libro 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” pg. 213
imprescindibles pero insuficientes para sobreponerse a su insuficiencia biológica; sabemos que sin incorporar la lengua un bebé no sobrevive 6.
El cachorro humano carece del saber instintivo que dirige la vida del resto de los mamíferos; no sabe qué necesita, ni siquiera que necesita. Su grito no es, al principio, un pedido; será la interpretación del Otro -que es necesariamente una demanda, que vehicula su deseo no anónimo de que sobreviva– la que convertirá el grito del bebé en demanda. (Lacan habla de “una trasmisión –de otro orden que la de la vida según las satisfacciones de las necesidades – que es de una constitución subjetiva que implica la relación con un deseo que no sea anónimo. ” ) 7.
“Las pulsiones se estructuran en términos de lenguaje” 8 Serán los intercambios con el Otro lo que transformará sus agujeros corporales en zonas erógenas, y posibilitará que cualquier cosa pueda devenir objeto no sólo de la pulsión, sino del deseo, que se constituye en el mismo proceso. 9
En el seminario “La identificación”, Lacan dice que la pulsión es la primera modificación de lo real en el sujeto bajo el efecto de la demanda. 10
Habíamos visto que dice también que en la represión primaria se produce el lazo del lenguaje con lo real. 11 Ese primer significante será, pues, una demanda que desde el principio produce una subversión en el cuerpo del futuro sujeto; de modo que la pulsión es la modificación, subversión, que introduce la demanda del Otro en el cuerpo .
La pulsión, el Trieb, había aparecido desde muy pronto en la obra de Freud.
Freud le escribe a Fliess en 1900: “Estoy reuniendo material para la teoría de la sexualidad, a la espera de que alguna chispa venga a encender todo el material acumulado” 12
La sexualidad aparece en el origen de las neurosis desde el principio de su práctica, pero articular todo ese material para construir una teoría de la sexualidad, presentaba
6 Como lo muestran los fenómenos de hospitalismo.
7 Lacan, J.: “Note sur l’enfant” Autres écrits. Éditions du Seuil. Paris
8 Lacan, J.: “Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956”. Escritos 1. Ed. Siglo XXI, 21ª edición, pg. 448
9 Mi clase sobre el Fantasma en esta misma página
10 Lacan, J.: El seminario, Libro 9 “La identificación” inédito Lecc. 30. 5. 62
11 Lacan, J.: op. cit. Lecc. 20. 12. 61
12 Freud, S.: Carta 128 a Fliess. 26. 1. 1900
muchas dificultades. Los “Tres ensayos…” 13 es el texto donde aparece el Trieb como concepto, articulado a otros conceptos, constituyendo esa teoría.
De la dificultad de la tarea dan cuenta la cantidad de modificaciones y añadidos que Freud fue haciendo en este texto en las distintas ediciones, desde 1905 hasta 1922. En 1923 escribe “ La organización genital infantil” donde habla de “primado del falo” con lo que su teoría de la sexualidad cambia sustancialmente desde una sexualidad organizada por las pulsiones a esa primacía fálica. Tanto que Vappereau dice que no podemos seguir hablando de sexualidad, sino de sexo o sexuación para referirnos a la sexualidad humana regida por el falo. Pienso que sexuación, como usa Lacan en sus fórmulas de la sexuación es mejor, para dejar sexo para los animales y sus instintos.
Se ha traducido Trieb por pulsión siguiendo el primer significado del diccionario: impulso, incluso instinto; pero Trieb significa también: deriva, desvío, que es una traducción más acorde con aquello a lo que se refiere Freud cuando trabaja la manera en que el lenguaje actúa sobre el cuerpo. Trieb puede significar, incluso, brote (de una planta), traducción que profundizaría aún más la confusión en la misma dirección que se ha tomado. En cambio, si buscamos el verbo que corresponde a Trieb: treiben, aparece un abanico muy amplio de significados -desde germinar hasta cambiar, deformar por una fuerza cualquiera, incluida la palabra– que nos obliga a elegir, a leer, a enfrentarnos como sujetos al texto freudiano .
La elección de una traducción u otra es cuestión de lectura; puesto que el lenguaje no es unívoco, es responsabilidad de cada cual decidir a qué se refiere Freud cuando habla de Trieb.
Aunque Freud define el Trieb como un concepto límite entre lo biológico y lo psíquico, la descripción de sus cuatro componentes –fuente, fuerza, objeto y meta– permiten distinguir nítidamente la sexualidad pulsional, es decir humana, del sexo instintivo del resto de los mamíferos.
Hay que recordar que el planteamiento de los fisiólogos de que el cachorro humano nace prematuro, sin el programa instintivo que poseen el resto de los mamíferos, es de los años 30, y que por tanto Freud no contaba con esa información.
Tanto Freud, como Lacan hablan de pulsiones parciales, se entendió que parciales respecto a una supuesta sexualidad natural, cuando Freud presenta la sexualidad humana como polimorfa y perversa, aunque no diga explícitamente, como Lacan, que pervertida por el lenguaje, por el Otro cuyos manejos son necesariamente traumáticos.
Sin embargo, ya la definición freudiana de pulsión 14 habla de un proceso de lenguaje: “No podemos entender de entrada por Trieb nada más que la representancia
13 Freud, S.: “Tres ensayos de teoría sexual” 1905 A.E. T.VII
14 Mantengo esta denominación porque está completamente instaurada, pero hay que entenderla como desvío, deformación.
(Repräsentantz) psíquica de una fuente de estímulos intrasomática, de fuerza continua a diferencia de la producida por estímulos singulares exteriores” 15.
En los instintos: la fuente es un proceso fisiológico, la fuerza es discontinua, el objeto está prefigurado y es fijo, y la meta es la supervivencia del individuo y la especie.
En cambio para las pulsiones:
La fuente (Quelle) es una excitación en la mucosa de un agujero corporal, al que llamamos zona erógena.
La fuerza (Drang) es constante, a diferencia de la discontinua producida por estímulos puramente somáticos.
El objeto (Objekt) sexual aparece de entrada como la persona desde la que parte la atracción sexual. Pero pronto se demostrará enormemente desplazable, como el componente más cambiante de la pulsión .
La meta (Ziel) es la acción hacia la que fuerza la pulsión, para cancelar el estímulo.
De momento Freud presenta la pulsión regida por el principio del placer – realidad, hasta que descubra “el otro lado del principio del placer” 16 y pueda plantear que ese “otro lado” va en la dirección de la paradoja por la cual la misma acción que baja la tensión vuelve a relanzarla.
Como dice Soto: 17 “Pese a que hay un biologicismo y un evolucionismo en Freud, la forma de abordar esta cuestión le permite tratar los cuatro componentes de un modo que la obra de Freud permite leer, aunque los post -freudianos no hayan sabido hacerlo :
la fuente como zonas erógenas, que serán susceptibles de ser abordadas topológicamente,
la fuerza como constante que no se rige por ritmos biológicos,
el objeto como aquello desplazable que no se trata de reencontrar sino de reconocer,
la meta que consistirá en una satisfacción, pero no de un proceso programado para la especie. ”
En “Lo Inconsciente”, años después, Freud sigue diciendo que “… en lo Inconsciente [la pulsión] no puede estar representada si no es por la representación.”
Cuando hablamos de pulsión: “ No podemos aludir sino a una moción pulsional
15 Freud: “Tres ensayos para una teoría sexual” A.E.TVII pg.153 (traducción corregida a partir del alemán: “Drei Abhandlungen…” G.W., Ed. S. Fischer T.V pg. 67.) Traduzco Repräsentanz, que es alemán antiguo, por representancia siguiendo las indicaciones de Lacan en el seminario de la Ética.
16 Como plantea Vappereau: ésta es la traducción correcta de “Jenseits des Lustprinzips”
17 Soto, M.: “ El concepto de sexualidad en Freud” En esta misma página
cuya representancia de la representación (Vorstellungsrepräsentz ) es inconsciente, pues otra cosa no puede ser.” 18
Lacan trabaja los cuatro componentes, en su seminario “Fundamentos del psicoanálisis” 19:
La fuente son las zonas erógenas, que son los orificios del cuerpo que permiten los intercambios con el Otro, cuyos manejos son el origen de la erotización del sujeto.
El Otro primordial, el adulto en función de madre, es siempre un “pervertidor de menores”, de ahí la importancia, de la sexualidad femenina para entender qué objeto (de deseo? de goce?) podrá ser el sujeto para su madre.
El objeto es ese objeto perdido que nunca existió, que no es ni del sujeto ni del Otro, que los descompleta a los dos. Freud insiste en que es cualquiera, en que es perfectamente desplazable; en la lectura de Lacan lo que importa es que la pulsión lo contornee, que circunscriba un lugar en realidad vacío, una falta, que se constituye en causa de deseo, a la que el objeto vendrá desde el futuro.
La fuerza, que se presenta en Freud como un factor cuantitativo, siempre problemático, es presentada por Lacan como un vector que representa la tendencia a la descarga; dice que es el trayecto de la pulsión, un trayecto que rodea al objeto sin poderlo atrapar.
En ese trayecto encontramos la meta misma de la pulsión: la satisfacción, puesto que si el objeto no es alcanzable, no hay más satisfacción que el propio recorrido alrededor del objeto.
La meta será para Freud, al principio, el placer de órgano que cancelará el estímulo; pero si la fuerza es constante, ya se ve que el estímulo no se cancela, y que el fin nunca será realmente alcanzado en ese sentido; si además el objeto tampoco es nunca alcanzado ¿en qué consiste esa satisfacción, que además hay que distinguir del placer?
Cuando Freud diga, como veíamos, que el mismo gesto que baja la tensión la relanza, quedará claro que el fin, la meta no coincide con la satisfacción .
El fin, según Lacan, consiste en la marca en el cuerpo que deja toda la operación, el rastro del placer en la zona erógena o la cuenta que lleva D. Juan.
“ La pulsión, dice Lacan, es el montaje a través del que la sexualidad participa en la vida psíquica, y de una manera que tiene que conformarse con la estructura de hiancia característica del Inconsciente” 20.
Es decir que los orificios corporales, que son la sede fundamental de los
18 Freud: “Lo inconsciente” A.E. T XIV pg. 173 (traducción corregida a partir del alemán: “Das Unbewusste” G.W., Ed. S. Fischer T.X pg. 276)
19 Recordemos que así llamaba Lacan a su seminario 11, rebautizado por otros: “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”. ED. Paidos, lecc. XII y XIII
20 Lacan, J.: Seminario, libro 11”Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” pg. 183. Ed. Paidos
intercambios con el Otro, resultan erotizados en ese intercambio, e incorporados, convertidos en cuerpo humano, por la palabra . El lenguaje desvía al cuerpo haciéndolo pasar por el desfiladero del significante y haciéndolo funcionar según sus leyes, que son las del inconsciente, estructurado como un lenguaje, y no según las leyes de la biología.
Entonces, no hay nada evolutivo en el paso de una pulsión a la siguiente, sino la intervención del Otro y su demanda.
La demanda, el lenguaje convierte al cuerpo en otra cosa que un mamífero, subvierte las necesidades, de ahí que la buena traducción de Trieb sea desviación; la demanda marca el cuerpo y lo convierte en algo que habla, que habla en silencio, es decir que escribe.
Así se entiende que Lacan diga que Ello habla 21. Esa afirmación de Lacan, que resultó enigmática porque Freud había hablado del silencio de las pulsiones, se aclara si se piensa la escritura como un hablar en silencio.
El cuerpo es una máquina de escribir: las pulsiones son escritura; “ las pulsiones, dice Vappereau, son una combinatoria que escribe el cuerpo con unos órganos que no tienen nada que ver con ella” 22 (la combinatoria), sólo así salimos de la prematuración.
La demanda –al y del Otro– convierte el cuerpo prematuro en cuerpo libidinizado. Así , es el lenguaje lo que permite que el cuerpo se incorpore. A través de lo incorporal, entendido como significación, como lo expresable, el lenguaje aspira al cuerpo.
La palabra atrapa al cuerpo por las orejas y lo subvierte; el cuerpo simbólico incorpora al cuerpo en sentido ingenuo a través de los incorporales; incorporales que Lacan describe como lo que hace legible el significado 23.
La lectura del Otro transmitirá al niño su lengua, la de su comunidad, con sus incorporales, que son lo que el extranjero no entiende de una lengua, y lo convertirá en miembro del grupo, de la “ parroquia”, como diría Freud. .
Encontramos, siguiendo su enseñanza, otra definición de Lacan: “La pulsión es el resto de la demanda, que queda cuando todas las demandas han sido formuladas, cuando no queda nada que demandar, cuando no hay objeto de la satisfacción.” 24
21 Lacan, J.: “Observación sobre el informe de Daniel Lagache: Psicoanálisis y estructura de la personalidad” (1960). Escritos 2. Pg. 636 – 47 Ed. Siglo XXI, 12ª edición.
22 Vappereau, J.M. Seminario de Barcelona
23 Lacan, J.: “Radiofonía, Cuestión II. Ver “Trauma e incorporación” – 1ª parte de este estudio.
24 Lacan, J.: Seminario, libro 11”Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Ed. Paidos
La pulsión es producto de la demanda, de una demanda cuya respuesta es excesiva por erotizante y a la vez necesariamente insatisfactoria. El resultado es que no queda nada que demandar, y de la doble demanda –al y del Otro– ha surgido el deseo, cuyo objeto perdido que nunca existió funcionará como causa del propio deseo, y el objeto cualquiera al que apunta el deseo, lo que Lacan llama señuelo, viene del futuro.
El propio Lacan lo explica en ”Subversión del sujeto…” 25 : “ [La pulsión] es lo que adviene de la demanda cuando el sujeto se desvanece en ella. Que la demanda desaparece también se sobreentiende, con la salvedad de que queda el corte, presente en lo que distingue a la pulsión de la función orgánica que habita: a saber, su artificio gramatical tan manifiesto en las reversiones de su articulación con la fuente y con el objeto .”
El corte escribe el deseo, pero aparece también claramente en la fuente de la pulsión porque las zonas erógenas son orificios del cuerpo, y en el objeto por el hecho de ser siempre objetos separables.
Fuente y objeto comparten además el no tener imagen especular, es decir que frente al espejo son idénticos en el objeto y en la imagen .
El camino de la pulsión es la única forma de trasgresión permitida al sujeto respecto al principio del placer.
El sujeto se dará cuenta que su deseo no es más que un vano rodeo para pescar el goce del otro, en la medida en que al intervenir el otro, el sujeto se da cuenta que hay un goce más allá del principio del placer.
Sólo cuando el trayecto se completa el objeto cae y se constituye e l $.
Cuando habla de sexualidad Freud usa el término libido para referirse a las necesidades sexuales, así como el hambre designa las necesidades alimenticias 26. En ese momento –en las primeras páginas de “ Tres ensayos…”- no distingue todavía instinto y pulsión, pero la diferencia aparecerá en el propio texto.
El concepto de libido es complejo a lo largo de toda su obra. Es un concepto energético con la dificultad que entraña articular la energía con el resto de la teoría.
Lacan dice en el seminario sobre la transferencia 27 que ”la libido es un excedente, pero un excedente que torna vana toda satisfacción de la necesidad, hasta el punto que puede rechazar la satisfacción para preservar la función del deseo.”
Por un lado, señalar que en esta definición todavía está presente la cuestión de la
25 Lacan, J.: “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano” (1964). Escritos 2. Pg. 797 Ed. Siglo XXI, 12ª edición.
26 Freud, S.: “Tres ensayos sobre teoría sexual” A.E. T.VII pg. 123
27 Lacan, J.: Seminario, libro 8 ”La transferencia” pg. 233. Ed. Paidos
cantidad, pero por otro, es la ocasión para detenerse en la diferencia entre demanda y deseo orales y anales .
Se ha subrayado abundantemente la anorexia como rechazo de la satisfacción de la demanda oral para preservar el deseo; pero en este seminario Lacan señala que siempre el sujeto tiene que poner límite a la demanda del Otro de que se deje alimentar, para preservar su deseo. Deseo oral que en el seminario de la angustia 28 dirá que es deseo de destete , nombrando el deseo oral como deseo de separación .
En cuanto a la analidad, lo primero que señala Lacan en el seminario de “La transferencia ” 29, es que no se funda en ninguna necesidad del niño; “ la satisfacción, dice, es en primer lugar la del Otro” . El Otro educador demanda que retenga, pero el deseo no puede aparecer en un rechazo de la demanda del Otro, como en la oralidad, en su contrario: expulsar, porque la expulsión también será exigida en otro momento por el Otro.
Como el Otro solicita el excremento y el deseo es el deseo del Otro, ese será el objeto del deseo anal y además, para ser deseado por el Otro, el sujeto encuentra la posibilidad de identificarse con ese objeto.
A nivel anal, el sujeto tiene por primera vez la oportunidad de reconocerse en un objeto: Algo gira en la demanda de la madre en dos tiempos: 1º – guárdalo y luego – dalo, pero después algo gira también en este objeto: primero es un regalo y luego algo a rechazar; ese objeto, primero es él y luego no debe ser él, e incluso no es suyo 30.
¿Cómo aparece el deseo a nivel anal? El sujeto, en ese estadio anal (2 en el gráfico de Lacan), enfrentado a la demanda del Otro, necesita culminar su posición como deseo, lo hará mediante la categoría de la potencia, es decir por mediación de la mirada (piso 4 en el gráfico de Lacan) 31: el vínculo es la reflexión especular, el soporte narcisístico del dominio de sí en su relación con el lugar del Otro. El sujeto constituye al Otro del Ideal del yo como todopoderoso; en esa identificación el obsesivo engancha allí su deseo como imposible 32.
Después de este pequeño recorrido por las pulsiones oral y anal, retomemos la
28 Lacan, J.: Seminario, libro 10 ”La angustia” pg. 354. Ed. Paidos
29 Lacan, J.: Seminario, libro 8 ”La transferencia” pg. 234 – 5. Ed. Paidos
30 Lacan, J.: Seminario, libro 10 ”La angustia” pg. 325 -26. Ed. Paidos
31 Lacan, J.: op, cit. pg. 317. Ed. Paidos
32 Lacan, J.: op, cit. Lecc. XXII. Ed. Paidos
cuestión de la libido. Poco después, en 1964 33, la definición de libido se ha enigmatizado, es “ la laminilla”, un mito .
En “Posición del Inconsciente” 34 Lacan habla de un primer objeto perdido: las membranas que se pierden en el parto, de las que dice que es “órgano por ser instrumento del organismo” : la laminilla. Como dice también que la laminilla es la libido, resulta que “ la libido es un órgano incorporal ”.
La libido, pues, es un órgano, órgano incorporal, que al incorporarse hace del cuerpo organismo; por tanto, el concepto de organismo no se refiere al cuerpo biológico, sino a un cuerpo que incorpora ya ese órgano incorporal.
Por otro lado Freud decía que la libido son dos pero tal vez es la misma, y eso, que hizo equivocarse a Jung, hay que entenderlo con la negación modificada de Vappereau: no es verdad que son dos, pero no es verdad que no son dos.
Vappereau dice también que la libido es el territorio, los circuitos, las puertas. Es decir algo que tiene ya que ver con el espacio, con la relación entre el cuerpo intrínseco y extrínseco, por tanto con el narcisismo. Lo que implica que las pulsiones, cuya fuente no tiene imagen especular y que por tanto tienen que constituirse por la incorporación, por esa articulación entre cuerpo y lenguaje, luego, a partir del narcisismo, organizan el territorio.
En el sem. 23 “El síntoma” Lacan da una última definición de pulsión: “ La pulsión es un eco en el cuerpo de que hay un decir, y que ese cuerpo resuena con él, consuena.”
En el intervalo entre las definiciones anteriores y ésta, Lacan ha dicho “ by by a la biología”, ha encontrado la materialidad del lenguaje, como fundamento del aparato psíquico. Con ello hemos pasado del fundamento biológico, que Freud esperaba que la ciencia encontrase, al fundamento en la palabra, para el psiquismo; se trata de una inversión: de los estímulos del cuerpo como fuente de la pulsión, que necesitan de las representaciones para estar presentes en el aparato psíquico, como planteaba Freud, a la pulsión como efecto del decir que produce un eco en el cuerpo.
Con esto queda vista la diferencia entre sexo y sexualidad. El planteamiento de Vappereau: de que, a partir de “La organización genital infantil”, el cambio que Freud introduce, modifica su teoría hasta el punto que merece que hablemos de sexuación y no ya de sexualidad, será tema para un texto próximo, probablemente, sobre el complejo de castración .
Angeles Moltó
18. 12. 14