
14 Jul La identificación
El yo. Desconocimiento y reconocimiento.
En este momento cabe destacar:
I) que Lacan no disponía entonces de “El Proyecto…”, que aún no se había editado, y, por sus efectos, podemos valorar la importancia que este texto tuvo en la trabajo de relectura de Freud.
II) que en estos años el pensamiento fenomenológico dominaba tanto en Lacan como en su medio.
III) que el concepto de sujeto aún no había sido objeto del cuestionamiento que veremos más adelante y eso explica el lugar que le vemos ocupar en la gnoseología (“sujeto de conocimiento”) de entonces.
Aquí nos interesa señalar el papel de “la imagen”.
3. – En «Acerca de la causalidad psíquica», de 1948 podemos leer: “…Freud identifica el Yo con el “sistema percepción-conciencia” que constituye la suma de los aparatos gracias a la cual el organismo se adapta al “principio de realidad” (El Yo y el Ello) y más adelante nos habla de «la discordancia primordial entre el Yo y el ser» 3 (o “ser del sujeto”, como también dice en p. 89).Ya hemos puesto entre paréntesis la referencia, El Yo y el Ello, del primer aserto respecto del segundo vemos, por un lado la referencia a Hegel que Ángeles nos anticipara, y por otro el comienzo de la reconsideración del conecto de “sujeto”.
4. – En «Función y Campo» ( pag. 121) habla de una terminología (en Freud) que1 Lacan, J.: 1932 «De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad», Ed. Siglo XXI – México, 1985 pag. 295
2 Lacan, J.:1936 “Más allá del principio de realidad” en «Suplemento de escritos», Argot, 1984 pag. 30
3 Lacan, J.:1948 «Acerca de la causalidad psíquica» en «Suplemento de escritos», Argot, 1984 pag. 93 y 99
le permite «deslizarse desde el yo definido como el sistema percepción-conciencia (…), al yo concebido como correlativo de un realidad absoluta, y de encontrar en él de este modo, (…) la «función de lo real», para luego aclarar la dependencia de un enfoque tal, respecto de una falta de subordinación de la segunda tópica a la metapsicología que le era contemporánea, la que da su lugar al «instinto de muerte».
I) En este texto se trata del intento de comprender el modo de lectura que, dejando de lado al 1er. Freud, da lugar a la Ego Psychology, para criticarla, y para poner de relieve el desconocimiento del 3er Freud, es decir los desarrollos metapsicológicos a los que antes nos referimos y sin los cuales se produce el aplanamiento, la regresión teórica que hace del Ello saco de pulsiones (que poco tiene que ver con la concepción freudiana de la energía como cantidad indiferenciada) y del Yo mediador entre, entonces sí, el «instinto» (ya no energía) y la realidad entendida como «mundo exterior».
II) Pero además destaca claramente dos ideas de “yo”, una referida al sistema p c c. y otra, correlato de la realidad. Pero ya entonces pone en juego los efectos de una “lectura” que desatiende la relación entre la metapsicología, a la que debe subordinarse la ”segunda tópica,” para poder reconocer en ella todo su relieve.
5. – En la «Respuesta al comentario de J. Hyppolite», en 1954 J. Lacan dijo: «lo real no espera, y concretamente no al sujeto, puesto que no espera nada de la palabra». Inmediatamente distinguirá este real de lo que «el ‘principio de realidad’ construye (…) bajo el nombre de mundo exterior» (149).
Además de distinguir lo Real de lo Simbólico, inicia una consideración de los ”Principios”, que desarrollará en el Libro 7 “La ética”.
6. – En beneficio de la brevedad, y más que puntuando entresacando, en «La cosa freudiana» pag. 175 nos dice que la promoción de la tópica del yo tiene como intención «restaurar en su rigor la separación, hasta en su interferencia inconsciente, del campo del yo y el del inconsciente». Esta lectura no es posible solo a partir de «El Yo y el Ello», requiere el programa dado en «La ciencia y la verdad» .
De lo que hablamos en el punto 9.
7. – En lo que a nuestro tema respecta es evidente las dificultades que a Lacan (como a cualquiera), le plantea «El Yo y el Ello» ante la ambigüedad que se puede leer en la relación entre: 1) los afectos, allí definidos como lo verdaderamente inconsciente, 2) las representaciones de palabra, y 3) los procesos de pensamiento que desde el mismo «Proyecto …» son considerados como lo inconsciente en última instancia.
8. – Es, quizás, en “La ética” donde encontraremos más detallado el resumen de la lectura que de Freud hace Lacan en cuanto a este tema y siguiendo al Proyecto de
4 Lacan, J.: 1953 «Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis» Lectura estructuralista de Freud, Siglo XXI, 1971- pag. 121
5 Ib id- p. 87
6 Lacan, J.: 1954 «Respuesta al comentario de J. Hyppolite» en «Escritos II» – Ed. Siglo XXI, México 1975
7 J. Lacan: 1966 «La ciencia y la verdad» en: «Lectura estructuralista de Freud» pag. 341, Ed .Siglo XXI, 1971.
- Psicología para Neurólogos. Creo que se puede resumir muy brevemente lo que nos interesa:
a – Se puede contraponer la «teoría del yo» en el Freud del «Entwurf» donde se encuentra situado en el Sistema Ψ (mientras que la conciencia está representada por el sistema ω), con la expuesta en «El yo y el ello», donde aparece vinculada a la superficie perceptual del grafo (el que tiene en su fondo al Ello). De este modo podemos pensar una distinción entre «sujeto» y «yo».
b – Lacan destaca la decusación de las líneas de incidencia de los dos “principios” en tanto que el de placer apunta a la percepción (dando lugar, eventualmente a la alucinación) mientras que el de realidad comanda el pensamiento, por definición inconsciente y solo accesible por los signos (de placer o dolor) que de él recibe el aparato de percepción. «Porque lo conocido solo puede serlo en palabras lo desconocido tiene estructura de lenguaje», para decirlo en palabras del texto.
c – En cuanto a los procesos que ambos principios ordenan en sus respectivos campos, una vez extraído das Ding del «complejo del semejante», tenemos que si en el proceso primario no existe la lógica ni la gramática, propias del proceso secundario, si existen condensación y desplazamiento.
9. – En «La ciencia y la verdad» es decir a fines de 1965, 33 años después y una vez trazado un recorrido y un método de lectura en la obra freudiana, dice que hemos de: “remontar desde la Ichspaltng sobre la cual la muerte abate su mano, hasta los artículos sobre el fetichismo (de 1927) y sobre la pérdida de la realidad (de 1924) para comprobar en ello que el retoque doctrinal llamado de la segunda tópica no introduce bajo los términos del Ich, del Überich, incluso del Es, ninguna certificación de aparatos, sino una vuelta a la experiencia según una dialéctica que se define del mejor modo como lo que el estructuralismo ahora permite elaborar lógicamente: a saber el sujeto, y el sujeto tomado en una división constituyente.”
Esa vuelta a la experiencia podemos considerarla como una vuelta a la clínica, donde el recorrido por los procesos identificatorios constituye un aspecto principal y donde la división del sujeto se evidencia como resorte del deseo. Que esto lo ponga a cuenta del estructuralismo, sí, claro, en la medida que es el suyo.
“Después de lo cual el «principio de realidad» pierde la discordancia que lo marcaría en Freud si debiese, por una yuxtaposición de textos, dividirse entre una noción de la realidad que incluye a la realidad psíquica y otra que hace de ella el correlato del «sistema percepción -conciencia».
Como ya apuntamos, hemos de distinguir entre “realidad” como correlato del sistema pcc, es decir subsidiaria de una gnoseología empirista del dualismo sujeto-objeto, de otra realidad, la que incluye la realidad psíquica, la que nos es accesible por la ventana del “fantasma”( $♦a); y aun de otra realidad, la que podemos concebir como articulación de SRI.
Debe ser leído tal como él se designa de hecho: a saber la línea de experiencia que el sujeto de la ciencia sanciona». (pag. 341).
A esto es a lo que nos referiremos en el punto siguiente: 10.
10. – La dificultad del párrafo nos la resuelve otro texto, en un «Breve discurso en la ORTF», en 1966, es decir exactamente al año, Lacan, después de hablar del movimiento de la ciencia como consistente siempre en inaugurar un cálculo, dice:
«Se me dirá, tal vez, que esto parece evidenciar un desconocimiento del lugar de
8 J. Lacan: 1965 “La ciencia y la verdad” en Lectura estructuralista de Freud Siglo XXI 1971 pag. 341
la experiencia, en el sentido físico con que resuena la palabra, pero el caso es que no lo desconozco: la experiencia del inconsciente, considerada en el nivel en que yo la instalo, no se distingue de la experiencia física. También es externa al sujeto, tomado este último en su sentido tradicional. La designo en el lugar del Otro. Mi fórmula es: “el inconsciente es el discurso del Otro'». 9
Pero es necesario destacar que, como agrega unas páginas más adelante, «Si mantengo el término de sujeto para lo que esta estructura construye es porque quiero despejar toda ambigüedad respecto a lo que hay que abolir, y para que quede abolido hasta el punto que su nombre se destine a lo que lo reemplaza.»
De esta manera queda claro que si la experiencia analítica no se distingue de la experiencia física, es sólo en tanto que esta ocurre fuera del sujeto, en el lugar del Otro (para el psicoanálisis), pero fuera del «sujeto» en el sentido de la física, no en el sentido de Lacan.
11. – Un año después, nuevamente en diciembre, pero del 67, en «El psicoanálisis en su relación con la realidad» (p. 43): «Por asombroso que pudiese parecer, diré que el psicoanálisis, es decir lo que un procedimiento abre como campo a la experiencia, es la realidad»; y más adelante (p. 43): «No nos demoremos en el escamoteo de la palabra: real». Más adelante (p. 47), en el mismo texto agrega «…lo psíquico no es para nada regla para operar de manera eficaz [traduciendo a la Wirklichkeit] sobre la realidad, incluyendo lo que él es en tanto forma parte de ella. Solo entraña en él naturaleza, no connatura.” 10Hay al final del párrafo que he citado una nota a pie de página que termina de complicar las cosas pero que sirve para indicar porque las cosas no terminan allí, en el 67, dice que «de lo ‘real’ en tanto que registro deducido de lo simbólico y lo imaginario, apenas largo prenda aquí».
Lacan dirá entonces que R.S.I., que, advierte, no han de ser sustancializados, que son «modos de acceso».
Lacan. El Seminario. Libro 9 La identificación. Lección XXIV 13. 6. 6 2
El yo ocupando el vacío del sujeto, mediante ese significante en que se aliena, se presenta como el objeto narcisista i(a) que vela que ese significante no es el $ sino que lo representa para otro significante, que no hay más que de-ser porque el Otro no existe, está barrado, y que el $ no tiene más apoyo que el objeto a.
“a” – punto de carencia del Otro
lugar donde el $ recibe del Otro de la palabra la marca del trazo unario
El $ recibe del Otro la marca significante, rasgo unario, en el que se aliena, pero el Otro no existe, no tiene identidad para dar; ese significante sólo representa al $ para otro significante.
A ese punto de falta de identidad viene el yo como imagen narcisista i(a) a ofrecerse como identidad, y el $ se engaña identificándose en ese punto de desconocimiento, de velo, para desconocer su falta en ser.
Lo que aparece en ese punto de desfallecimiento del Otro es a, el objeto perdido
9 J. Lacan: 1966 «Breve discurso en la ORTF», en «Intervenciones y textos 2» – Manantial, Bs. As. 1988
10 J. Lacan: 1967 «El psicoanálisis en su relación con la realidad» en «Intervenciones y textos 2» – Manantial, Bs. As. 1988
que nunca existió, que no tiene nombre, eso es lo que i(a) vela, y cuando ese velo se levanta el $ desfallece, no hay más que a, la función significante retrocede.
Cuando el sujeto consigue, lo más frecuentemente análisis mediante, circuns- escribirlo, será un “semblante” de “a”-
(Fragmento facilitado por A. Moltó)
En cursiva he agregado unas notas que intentan suplir las explicaciones de la clase. Abajo, notas “sobrantes” (de mi base de datos) por si son de utilidad-
Soto