

Dice Freud en 1895 en una carta a Fliess (carta 27): “Yo sólo quería explicar la defensa, pero me encontré explicando algo que pertenece al núcleo mismo de la Naturaleza.”
Esta defensa no vale contra las percepciones capaces de atraer a la conciencia, sólo vale contra los recuerdos y las representaciones del pensar.
Lo patológico de la defensa es su abuso, la proyección de la paranoia o la sustitución del obsesivo, se encuentran en sujetos normales.
Cuando el recuerdo de una escena que produjo displacer en su momento, va produciendo cada vez menos sufrimiento, ese recordar ayuda a descargar el aparato.
Cuando la defensa se dirige contra representaciones cuyo recuerdo sigue desprendiendo displacer, la defensa se vuelve patológica, pues mantiene el aparato cargado por encima del nivel mínimo. El recuerdo se comporta en este caso como algo actual.
La angustia es la sensación producida por la acumulación de un estímulo endógeno diverso.
El mecanismo psíquico se genera por estratificaciones sucesivas, pues de tiempo en tiempo el material de huellas mnémicas se reordena según nuevos nexos, retranscripción.
P – percepción, neuronas donde se genera la percepción, anudado a la conciencia, pero entre percepción y conciencia se halla todo el aparato. No conserva huella de lo percibido, conciencia y memoria se excluyen entre sí.
Ps – signos de percepción, es la 1ª trascripción de las percepciones, ya fuera de la conciencia y que se articula por asociación (desplazamiento y condensación).
Inc. – inconsciente, es la 2ª trascripción, también inasequible a la conciencia, articulada probablemente según nexos causales, corresponden a huellas de conceptos (proceso primario, identidad de percepción, principio placer).
Prc. – preconsciente, es la 3ª trascripción, ligada a representaciones de palabra, corresponde al yo (proceso secundario, identidad de pensamiento, principio de realidad).
Cc. – desde el preconsciente las investiduras devienen conscientes de acuerdo a ciertas reglas. Recordar que estas neuronas – conciencia carecen de memoria.
(plegado según esquema L, esquema F Vappereau)
Para pasar de un estado a otro la huella mnémica debe pasar de un modo de funcionamiento a otro, debe producirse una traducción en el material; por tanto entre las distintas instancias hay como fronteras, censuras que son el resultado de los distintos modos de funcionamiento. Cada reescritura inhibe la anterior y desvía de ella la carga, la excitación.
Las psiconeurosis son consecuencia de dificultades en la traducción de las inscripciones, cuando la reescritura posterior falta, la excitación es tramitada según las leyes y los caminos del estado anterior. El fallo en la traducción es lo que conocemos clínicamente por represión; es provocada por el displacer que generaría la traducción, es como si el displacer produjera un trastorno del pensamiento que impidiera el proceso de traducción, y por tanto la descarga en forma de recuerdo.
Eso es lo que ocurre con las representaciones sexuales infantiles que, al ser retranscritas en la pubertad, su recuerdo produciría retroactivamente más sufrimiento que el que la escena produjo en su momento. El psiquismo no parece preparado para esta eventualidad, por tanto para quedar exento de la neurosis es condición que antes de la pubertad no se produzca ninguna irritación sexual importante.
Cuando una tensión sexual no puede devenir afecto en virtud de un procesamiento psíquico, la defensa, que lo impide, esa tensión se muda en angustia.
Por qué este problema con la sexualidad? La vergüenza, la moralidad y el asco no son razones suficientes, dentro de la vida sexual tiene que haber una fuente independiente de desprendimiento de displacer, que esté en el origen de las anteriores.
Lo que distingue una neurosis de otra es el modo del retorno de lo reprimido.
Defensa en la histeria : la vivencia traumática pasiva es vivida con displacer, el contenido se reprime, el afecto se tramita por conversión corporal.
En la neurosis obsesiva : la vivencia traumática pasiva ha sido luego repetida activamente con placer, tb. El contenido se reprime, pero el afecto se conserva asociado a un contenido sustituto del original.
En la neurosis obsesiva el afecto se muda en culpa que puede trocarse en miedo y vergüenza y que puede carecer de contenido o asociarse a un contenido sustituto. Si la defensa es lograda esta cura deforme será suficiente, pero si el yo no acepta este complejo aparecerán defensas secundarias: transformación en lo contrario, inhibiciones, ceremoniales protectores, …
En la paranoia : contenido y afecto se conservan pero proyectados al exterior. Al principio plantea que la paranoia es un modo patológico de la defensa como la histeria y la neurosis obsesiva. Se enferma por cosas que no se toleran, pero en el delirio el reproche es mantenido lejos del yo, proyectado al mundo exterior. Luego descubre que en realidad es una modalidad defensiva mucho más enérgica, en que el yo verwirft la representación insoportable y se comporta como si no hubiera existido – psicosis. La representación intolerable en lugar de retornar desde lo reprimido retorna desde el exterior.
Angeles Moltó