
06 Nov Kojève XVII
Ensayo de una historia razonada de la filosofía pagana II (clase 9)
La Paratesis tética de Platón
II –El desarrollo de Platón de la noción platónica del Concepto
3. La Fenómeno-logía de Platón en tanto que Cosmo-logía “espiritualista”
La Fenomenología del Sistema de Saber se articula en tres secciones sucesivas. De entrada la Cosmo-logía trata las Mónadas no vivientes o minerales, todavía no fenoménicas ni discursivas. Estas Mónadas, como todas, tienen estructura interna, sus elementos constitutivos, ellos mismos estructurados, difieren cualitativamente unos de otros. Cada Mónada de este tipo existe empíricamente, presentándose en la Duración-extensión en tanto un aquí extenso y un ahora perdurable propiamente dichos.
Los tres tipos sucesivos dependen precisamente del tiempo, de que prime en cada caso el Presente, el Pasado o el Futuro, siendo la sucesión Pr -> P -> P -> F el primer arreglo del primer tipo de sucesión.
1 – (a) Pr P F (b) Pr F P
2 – (a) P F Pr (b) P Pr F
3 – (a). F Pr P (b) F P Pr
La primera disposición no es todavía la del Cosmos propiamente dicho sino la del polvo cósmico animado de un movimiento cíclico e indefinido. El estado presente determina de forma inmediata el pasado y el futuro, porque los tres son idénticos. Si no hubiera sino este polvo cósmico no habría vida ni muerte, ni desde luego Discurso.
En la segunda disposición en que comanda el Pr, éste determina el futuro, que, de este modo, no tiene por qué ser idéntico al pasado; y, puesto que el pasado está determinado por el futuro, no tiene por qué ser idéntico al presente. Se trata de un movimiento con un sentido irreversible. Este sí es ya el Cosmos propiamente dicho, que una vez formado se transforma deformándose y reformándose. Es la estructura de la Mónada mineral, el Henómeno, que se transforma pero sin vida, nada que recuerde a nacimiento y muerte.
Estas dos disposiciones coexisten necesariamente.
En la primera disposición del tipo 2 el pasado prima sobre el futuro y sobre el presente, de modo que el pasado se reproduce sobre el presente y el presente está determinado por la identidad del pasado con el futuro. Aquí se trata ya de la vida, del ciclo vital inmóvil que estructura la vida vegetal.
En la segunda disposición en que comanda el pasado, éste determina el presente, pero sólo determina al futuro por mediación del presente; el presente determina pues al futuro en función de su pasado, pero pasado y futuro son entonces diferentes. El presente, distinto que el pasado y el futuro, se revela ya en tanto tal como Fenómeno. Es la Mónada del mundo animal, un. Fenómeno propiamente dicho. Obviamente no hay discurso en este tipo todavía.
Es necesario el tercer tipo para que haya Discurso que proyecte el Fenómeno en el Futuro.
En el tercer tipo es el futuro el que comanda.
En la primera disposición, el futuro determina el presente y por su mediación el pasado. El presente no está pues determinado por el pasado, es proyecto puro aún no realizado. Es Deseo de deseo, la estructura de la Utopía o de la poesía, el Hombre en potencia.
Sabemos que la Noción sólo tiene un Sentido discursivamente desarrollable si éste se refiere a una Esencia que le corresponde. Lo que corresponde al Deseo es un artefacto al que se refiere en tanto proyecto.
Para que haya Deseo propiamente dicho es necesario añadirle la segunda disposición en la que el futuro determina el presente por mediación del pasado. Esta es la estructura de la Mónada discursiva, de la Noción discursivamente desarrollable. El morfema que es el Hombre en tanto fenómeno está ligado arbitrariamente a un Sentido que se refiere a una Esencia que le corresponde, siendo ésta un artefacto, en tanto separado del medio presente que se realiza en el pasado en tanto proyecto del futuro.
Estas son las Nociones de Discurso propiamente dichas, las que dan cuenta discursivamente de sí mismas, pero no pueden hacerlo sin contradecirse diciendo que coexiste en en la Duración-extensión con un Fenómeno de estructura 2(b), que revela una Mónada de estructura 1(b), en el seno del Universo que en su conjunto tiene la misma estructura 1(a) que el polvo cósmico donde nació o va a morir.
Entonces, se puede decir que el tercer tipo es el aquí y ahora de una Noción, por definición desarrollable en un Discurso, en la que prima el Futuro en el Ahora, por mediación o no del Pasado; en el segundo tipo, el de la estructura de la Mónada fenoménica -no sólo viviente sino también inanimada o nocional en tanto aparece en una Mónada viviente- prima el Pasado sobre el Presente por mediación o no del Futuro; y finalmente en el primer tipo, el de la estructura de la Mónada inanimada, prima el Presente sobre el Pasado, por mediación o no del Futuro.
Las implicaciones discursivas de estas tres estructuras desarrollan la Antropo-logía, la Bío-logía y la Cosmo-logía de la Fenómeno-logia general.
La Cosmología trata del Mundo en el que vivimos, antes de que aparecieran los fenómenos vivientes. La Biología trata de ese mismo Mundo, pero en tanto Biosfera, conjunto de los fenómenos vitales aun no discursivos. Y la Antropología trata del Mundo humano en tanto discursivo, del Universo del Discurso, es decir del Mundo histórico.
Veremos por qué se ha tomado la Fenomenología de Platón como una Cosmología, siendo que se burla de los que consagran su tiempo a estudiar el cielo, por ejemplo, y que para él lo más importante es el Mundo discursivo.
Lo que importa es que el conjunto puede tomarse como la estructura de un Sistema filosófico.
Como ya hemos visto, podemos leer en Platón un Sistema desarrollado como: la noción de Concepto definido como lo Eterno en relación con la Eternidad fuera del tiempo, que produce una Onto-logía comprendida como una Teo-logía heno-teista, una Energo-logía desarrollada como una Ideo-logía utópica y una Fenómeno-logía reducida a la sola Cosmo-logía espiritualista. En los desarrollos fenómeno-lógicos de sus Diálogos, Platón sólo habla del Hombre, y del hombre en tanto habla también de su Discurso.
Veremos que el sistema aristotélico, que desarrolla la noción de Concepto definido como lo Eterno en relación con la Eternidad en el Tiempo, se articula también necesariamente en una Onto-logía, entendida como una Teo-logía poli-teista, una Energo-logía desarrollada como una Etiología astrológica y una Fenómeno-logía limitada a una Biología intelectualista.
En cuanto a una Fenómeno-logía reducida a una Antropología, sería mística, mágica, y no podría ser considerada parte del Sistema de Saber. Será el caso de la Teología judeo-cristiana en estado puro, no contaminada por la Ciencia helenística. Pero es la introducción de la Antropología judeo-cristiana mágica en el Sistema de la Filosofía paratética lo que permitió desarrollar una Antropo-logía auténtica en el cuadro de la Fenómeno-logía. Es Kant el que consigue coronar los titubeos antropológicos de sus predecesores judeo-cristianos.
Kojève describe un Henómeno como una Mónada que se presenta en el aquí y ahora, que dura y es extenso, y que es una unidad que se distingue de todas las otras. Un buen ejemplo es una piedra, que surge un día en algún sitio y se descompone más tarde; desde que aparece se modifica deformándose, pero no puede reconstituirse ni reproducirse, ni crear otra cosa, haya lo que haya a su alrededor.
Platón lo vio con claridad, después de Heráclito; pero era como si ninguno de los dos hubiesen visto otra cosa que minerales en el Mundo donde vivían, como si no hubiesen visto reproducirse a los animales, ni casas construidas con piedras.
Para Platón los animales y las plantas no se reproducen en el sentido propio del término, sino que toda la Biosfera camina sin tregua hacia la degradación absoluta, respecto de la Vida plena que sería la Idea de Animal o Vegetal. No puede acordar con Aristóteles, que plantea que los animales se reproducen propiamente después de nacer y antes de morir.
Por absurdo que pueda parecer, Platón plantea lo mismo para el ser humano, que no nace sino para morir, de modo que no puede ver en el Mundo en que vivimos nada que pueda considerarse una actividad creativa. El Hombre es un Mineral más que se pulveriza sin cesar sin crear jamás nada, un espejismo sin realidad-objetiva, indigno de participar de la Ideas. Podemos entender ahora por qué su Fenomenología es una Cosmología.
En la teoría platónica del Amor, el Hombre cambia por Amor, por tanto parecería que un Amante es otra cosa que una piedra insensible; pero resulta que hay piedras imantadas que tienden hacia otra de igual manera que el Amante hacia el Amado.
La diferencia con los imanes, que no se modifican al juntarse, es que el Amante humano, una vez llega hasta su Amado, se modifica convirtiéndose a su vez en Amado, lo que hace del Amado un Amante, si su Amor es auténtico.
Este es el fondo de la Antropología platónica auténtica. Los humanos son piedras sui generis, pero los imanes también, llamándolos cuerpos espirituales. De manera que puede considerarse la Fenómeno-logía platónica como una pura Cosmo-logía, desarrollada como una Cosmología espiritualista.
Angeles Moltó
Abril 23