18 Ago Instinto y pulsion
Componentes de la pulsión
Freud empieza los “ Tres ensayos…” (1905) diciendo que la biología llama a las necesidades sexuales en el hombre y el animal: pulsiones sexuales, por analogía con la pulsión de nutrición. El lenguaje popular llama a ésta: hambre, pero no tiene término para la primera, la ciencia la llama libido. Del mismo modo el saber popular, dice, tiene en general una concepción inadecuada de la realidad sexual.
Es ese texto, Freud pasa de no distinguir el funcionamiento de los animales de el del hombre a hacerlo, y nosotros vamos a empezar por ahí: dejaremos el término instinto para las necesidades animales y designaremos pulsional a la sexualidad humana.
En los instintos: (usaremos los cuatro componentes que Freud usa para Trieb para mostrar claramente la diferencia)
La fuente no es una zona erógena, en el caso del hambre son los jugos gástricos que irritan las paredes estomacales, y en el sexo los procesos hormonales al servicio de la reproducción.
La fuerza no es constante, el instinto sólo se genera: en el hambre si el animal necesita alimentarse y en el sexo si es momento de procreación (celo).
El objeto está prefigurado y es fijo: los carnívoros sólo comen carne, y un macho sólo monta a una hembra de la misma especie, que lo permite porque está en celo.
La meta es la sobrevivencia del individuo y la especie, respectivamente.
Freud descompone la pulsión (trieb) en sus elementos constitutivos que distingue en número de cuatro; en el proceso de esa elaboración, en una de las primeras definiciones habla de la fuente y la fuerza: “ Podemos entender de entrada por pulsión nada más que la representancia psíquica de una fuente de estímulos intrasomática de fuerza continua, a diferencia de la producid a por estímulos singulares [discontinuos] exteriores ”.
La fuente de la pulsión es una excitación en el cuerpo, en una zona a la que llamamos zona erógena .
La fuerza de la pulsión es constante a diferencia de la producida por estímulos puramente biológicos (rítmicos) o los provenientes del exterior del cuerpo ( singulares).
A continuación define objeto y meta para estudiar las desviaciones. El estudio de lo que Freud llama en ese momento desviaciones de una supuesta normalidad biológica, y el descubrimiento de la sexualidad infantil, es lo que le permite mostrar la
1 Freud: “Tres ensayos para una teoría sexual” A.E.TVII pg.123 (traducción corregida a partir del alemán: “Drei Abhandlungen…” G.W., Ed. S. Fischer T.V pg. 33)
diferencia entre la sexualidad humana y los instintos animales programados biológicamente.
El objeto de la pulsión aparece de entrada como la persona desde la que parte la atracción sexual. Pero pronto aparecerá que el objeto es enormemente desplazable, que es el componente más cambiante.
La meta sexual será la acción hacia la que fuerza la pulsión , para cancelar el estímulo.
Como vimos en la clase de Soto sobre “ El concepto de sexualidad en Freud”, pese a que hay un biologicismo y un evolucionismo en Freud, la forma de abordar esta cuestión le permite tratar :
la fuente como zonas erógenas, que serán susceptibles de ser abordadas topológicamente
la fuerza como constante que no se rige por ritmos biológicos,
el objeto como aquello desplazable que no se trata de reencontrar sino de reconocer
la meta que consistirá en una satisfacción, pero no de un proceso programado para la especie que la obra de Freud permite leer, aunque no hayan sabido hacerlo los post – freudianos, como vimos después.
En “ Las pulsiones y sus destinos” (1915) Freud define la pulsión como “ un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma, como una medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal”.
En “La represión” (también 1915) amplía el concepto : “… hemos considerado la represión de una representancia pulsional, y entendemos por ello una representación o grupo de representaciones investidas por la pulsión con un determinado monto de energía psíquica (libido, interés).
La observación clínica nos constriñe a descomponer lo que hasta aquí concebimos como unitario, pues nos muestra que junto a la representación interviene algo distinto, algo que representa a la pulsión y puede experimentar un destino de represión totalmente diferente del de la representación. Para este otro elemento de la representancia psíquica ha devenido habitual el nombre de monto de afecto; corresponde a la pulsión en la medida en que ésta se ha desasido de la representación y ha encontrado una expresión proporcionada a su cantidad en procesos que devienen registrables para la sensación como afectos.”
Y en “Lo Inconsciente”, en el mismo año, añade que ni siquiera “… en lo Inconsciente puede estar representada [la pulsión] si no es por la representación .” Cuando hablamos de pulsión: “No podemos aludir sino a una moción pulsional cuya
2 Freud: “Pulsiones y destino de pulsión” A.E. T. XIV pg. 117
3 Freud: “La represión” A.E. T XIV pg. 147 (traducción corregida a partir del alemán: “Die Verdrängung” G.W., Ed. S. Fischer T.X pg. 254-255)
representancia de la representación es inconsciente, pues otra cosa no puede ser .”
Retomemos los cuatro componentes de la pulsión tal como los trabaja Freud, ampliándolos con lo que dice Lacan en el Seminario de “Los cuatro conceptos …”.
La fuerza (Drang) en Freud es el factor motor de la pulsión, la medida de la exigencia de trabajo que ella representa, cuya principal característica es ser constante, a diferencia de la función biológica que siempre tiene un ritmo. Lacan representa este factor cuantitativo, siempre problemático, por un vector que representa la tendencia a la descarga; dice que es el trayecto de la pulsión, un trayecto que rodea al objeto sin poderlo atrapar. En ese trayecto encontramos la meta misma de la pulsión: la satisfacción, puesto que si el objeto no es alcanzable, no hay más satisfacción que el propio recorrido alrededor del objeto.
La fuente (Quelle) es, dice Freud, el proceso somático cuyo estímulo es representado en la vida anímica por la pulsión. Se trata, leído por Lacan, de la zona erógena, los orificios del cuerpo que permiten los intercambios con el Otro, cuyos manejos son el origen de la erotización.
El Otro primordial, el adulto en función de madre es siempre un “pervertidor de menores”, de ahí la importancia de la sexualidad femenina para entender qué objeto (de deseo? de goce?) podrá ser el sujeto para su madre.
El esquema que usa Lacan para la pulsión en este seminario (le añado algunos términos) nos ayudará a ver la lectura que hace de estos cuatro componentes
El objeto (Objekt) es ese objeto perdido que nunca existió –que sin embargo, como dice Vappereau, viene del futuro, que no es ni del sujeto ni del Otro, que los descompleta a los dos. Freud insiste en que es cualquiera, en que es perfectamente
4 Freud: “Lo inconsciente” A.E. T XIV pg. 173 (traducción corregida a partir del alemán: “Das Unbewusste” G.W., Ed. S. Fischer T.X pg. 276)
5 Lacan : El seminario, libro 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Ed. Paidos
desplazable. Lo que importa es que la pulsión lo contornee, que circunscriba un lugar en realidad vacío, una falta, que incluye el objeto , que se constituye en causa de deseo.
El fin (Ziel ) es el placer de órgano que cancelará el estímulo, dice Freud. Eso debería ser la satisfacción, pero si la fuerza es constante, ya se ve que el fin nunca será realmente alcanzado en ese sentido, no se cancela el estímulo; si además el objeto no es nunca alcanzado ¿en qué consiste la satisfacción? El fin no coincide con la satisfacción; el fin, dice Lacan, consiste en la marca en el cuerpo que deja toda la operación, el rastro del placer en la zona erógena o la cuenta que lleva D. Juan. Sólo cuando el trayecto se completa el objeto cae y se constituye el $.
La pulsión parcial
De entrada está claro que si hablamos de representación se trata de lenguaje, y que la meta de la sexualidad no es la procreación sino el placer y que éste no se limita a la genitalidad, que la sexualidad humana es mucho más amplia.
Resultará que todos los orificios del cuerpo son zonas electivas para erogeneizarse a partir de la relación con el Otro. Y el objeto de la pulsión se separará de ese objeto sexual: “ persona de la que parte la atracción sexual” para devenir en Lacan: el resto de la dialéctica del sujeto con el Otro
Tenemos por tanto las pulsiones oral y anal, que describió Freud, más la escópica (veremos que Freud también se ha referido a ella) y la invocante, que incluyó Lacan, en otros tantos orificios corporales, que van organizándose a partir de la relación con el Otro, o sea a partir del lenguaje y no de una supuesta maduración natural. Freud plantea las pulsiones como parciales, de modo que en una sexualidad “ normal” se reunirían bajo la primacía de los genitales, aunque hacia el final de su vida insistía en que no había ninguna normalidad .
A partir de Lacan no hay pulsión genital, lo que aparece es el “ falo” resignificando los objetos pulsionales, pero ni unificación ni objeto total.
Pulsión oral
La 1ª relación con el Otro es la demanda oral.
La significación por el Otro del grito como demanda, y a la que el Otro responde demandando a su vez, producirá la pérdida que implica toda interpretación.
El plus que aparece por la erogeneización inesperada de la boca (zona erógena) generará el objeto de la pulsión, objeto que no es ni de la madre ni del niño (aunque el lactante de entrada lo cree propio).
Ese objeto perdido que nunca existió (objeto que incluye la falta) se desplazará en cada búsqueda y funcionará como causa del deseo (falta que incluye el objeto).
El sujeto, por haber estado suspendido de una falta, genera a partir de la demanda oral un deseo de separación.
6 Freud: “Lecciones introductorias al Psicoanálisis” XXª y XXIª A.E. T. XVI y Lacan: “El seminario. Libro 10. La angustia” Ed. Paidos
Pulsión anal
Luego será el Otro quien demande, demanda educativa, de higiene , demanda anal.
También la demanda será respondida con otra, la del sujeto, y en tanto se trata de lenguaje se trata de interpretaciones y habrá pérdida.
Así como el objeto oral aparece a partir de un corte entre la madre y la mama, el objeto anal se genera por un corte entre el niño y su excremento.
Y también habrá un momento en que la limpieza convierta esa zona en erógena y el excremento, objeto valorado y rechazado y que el niño tiene que ceder, se convertirá en objeto perdido que nunca existió , causa del deseo anal.
Dice Freud que “ la caca es el primer regalo, una parte de su cuerpo de la que el lactante sólo se separa a instancias de la persona amada”, de modo que el primer desplazamiento del objeto anal es don, regalo, que se traspone luego fácilmente en interés por el dinero.
Es a nivel anal cuando el sujeto puede reconocerse por primera vez en un objeto alrededor del que gira la demanda del Otro, en un objeto que puede ceder o no; deseo de retención. Pero aquí, “ya sujeto de pleno derecho, tiene que dar lo que es, pues la entrada en el mundo de lo que es no puede efectuarse sino como resto, irreductible en relación con el sello simbólico que le es impuesto”
Pulsión escópica
Freud habla en “Las pulsiones y sus destinos” de Sadismo – masoquismo y de contemplar – exhibir , para trabajar: la “vuelta contra la propia persona” y la “ transformación en lo contrario”, que atañen a la meta de la pulsión.
Dejaremos de momento el problema del dolor y esa zona erógena que es la musculatura, y tomaré lo que dice de contemplar – ser contemplado para trabajar un poco la pulsión de mirar (la denominación “ pulsión escópica” es de Lacan).
Freud distingue tres momentos en la constitución de esta pulsión :
Autoerótico: contemplarse – objeto en el propio cuerpo
Cambio de objeto: contemplar a otro : placer activo de mirar
Cambio activo -> pasivo: hacerse contemplar : placer de mostrar
Lacan dice que el punto de partida de la pulsión escópica, es el deseo dirigido al
7 Lacan: “El seminario. Libro 10. La angustia” y
Lacan: “Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Ed. Paidos
8 Freud: “Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal” (1917) A.E. T. XVII pg. 120
9 Lacan: “La angustia” 3. 7. 63
10 Lacan: “El seminario. Libro 10. La angustia” y
Lacan: “Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”
Otro, aquí ya no estamos en el nivel de la demanda.
El objeto a está no sólo separado sino además elidido allí donde el deseo lo soporta; esta elisión en ningún caso es más manifiesta que en la función del ojo, por eso el fantasma, soporte del deseo, está siempre marcado por modelos visuales.
La mirada, que está en el origen del complejo de Edipo – castración, y de la escena fantasmática, es , como objeto perdido , el más oculto.
i(a), mi imagen, mi presencia en el Otro, carece de resto; no puedo ver lo que pierdo allí, porque a es esencialmente no especularizable.
En el mirarme, la mirada , el objeto, queda muy bien escondida, no se percibe que me veo verme, no se ve que la mirada no pertenece ni al que mira ni a la imagen. Y si me miran no veo el ojo que me mira, y si veo el ojo se me pierde la mirada.
El deseo de saber, freudiano y cuestionado por Lacan, surge de la pulsión escoptofílica .
Pulsión invocante
Todo lo que el sujeto recibe del Otro por medio del lenguaje lo recibe bajo forma vocal. La oreja es el único orificio que no puede cerrarse, el deseo del Otro nos alcanza siempre .
Aquí es la voz la que aparece como objeto separable, como soporte del deseo del Otro. Esta voz resuena en un vacío que es el vacío del Otro; la voz de que se trata es la voz que reclama obediencia, la voz en cuanto imperativa, no en relación con la música sino con la palabra.
a pulsión invocante se articula con la función paterna .
Por tanto en la culpabilidad algo del deseo del Otro está interesado
Termino la clase con tres definiciones de pulsión de Lacan:
En el Sem. 9 “ La identificación”: La pulsión es la modificación que introduce la demanda del Otro en lo real del sujeto
En el Sem. 11 “ Los cuatro conceptos…”: La pulsión es el resto de la D, que queda cuando todas las demandas han sido formuladas, cuando no queda nada que demandar, cuando no hay objeto de la satisfacción.
En el sem. 23 “ El síntoma”: La pulsión es un eco en el cuerpo de que hay un decir, y que ese cuerpo resuena con él, consuena.
En los dos extremos de la experiencia analítica están: por un lado, lo reprimido y el síntoma (que incluye una forma de satisfacción) y en el otro extremo, el deseo y la interpretación; en el intervalo está la sexualidad con su forma de pulsiones parciales. Parciales respecto a una supuesta sexualidad natural, que no tiene nada que ver con la sexualidad humana que es polimorfa y perversa, pervertida por el lenguaje, por el Otro cuyos manejos son necesariamente traumáticos.
El camino de la pulsión es la única forma de trasgresión permitida al sujeto respecto al principio del placer. El sujeto se dará cuenta que su deseo no es más que un vano rodeo para pescar el goce del otro, en la medida en que al intervenir el otro, el sujeto se da cuenta que hay un goce más allá del principio del placer.
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
En 1923 Freud deja de corregir los “ Tres ensayos…” y escribe “ La organización genital infantil ”, donde plantea que a partir del Complejo de Edipo el niño deja de ser un perverso polimorfo para tener una concepción de la sexualidad igual que la de los mayores, regida por la primacía del falo.
Lacan, sin señalar, hasta donde yo he podido ver, el corte de Freud, plantea en diversos escritos que la dialéctica fálica viene a resignificar la sexualidad pulsional.
Es Vappereau quien señala el alcance de ese corte freudiano, planteando que si llamamos sexualidad a la pulsional, es necesario otro nombre para la fálica; el plantea sexo o sexuación. Pienso que es mejor sexuación por ser el término que usa Lacan para sus fórmulas y para dejar sexo para el funcionamiento instintivo animal.
Angeles Moltó