

Freud se separa de Charcot porque éste consideraba los factores hereditarios como única etiología de la histeria.
Al principio habla de histeria traumática, que le es de gran utilidad porque revela fácilmente su origen bajo hipnosis. Poco después descubre que toda histeria es traumática, en este caso el trauma es psíquico. Sólo después de conceptualizar el narcisismo planteará una estructura de neurosis traumática que es distinta.
Freud, S.: «La Etiología de la histeria»(1896) SR T XII,; AE T 3, BN T I
El trauma psíquico acaba siendo siempre sexual “todos los investigadores han atribuido cierta significatividad a los factores sexuales en la etiología de las neurosis” Añade que aquellos a los que estos factores provoquen cosquillas en vez de interés científico, se mantengan al margen de este trabajo, pero también de la crítica.
La etiología sexual le hace distinguir en este momento las neurosis actuales de las psiconeurosis y estas entre sí, mucho mejor que ese empeño en que la causa estaría en el cansancio producido por trabajos normales, “accesibles a cualquier cerebro civilizado”.
La etiología eficiente en las psiconeurosis está en vivencias sexuales de la infancia. Los niños son capaces de todas las operaciones sexuales psíquicas y de muchas somáticas. Los recuerdos de esa vivencias, después del refuerzo en la pubertad de los impulsos libidinosos, genera retroactivamente reacciones psíquicas anormales: los síntomas. Sin embargo aún consideraba la sexualidad infantil como dependiente de la seducción por un adulto; será sólo al año siguiente cuando abandone esta teoría , y en los “Tres ensayos”, recién en una nota de 1915, dará carta de ciudadanía a su teoría sexual infantil.
Freud, S.: «Apreciaciones generales sobre el ataque histérico”(1908) AE T 9 , BN
Los ataques histéricos no son otra cosa que fantasías proyectadas sobre la
motilidad, escenificadas. Este sería el único sentido en el que se podría decir que la histérica hace teatro. La verdad tiene estructura de ficción.
Fantasías inconscientes de la misma índole de las que encontramos en los sueños diurnos o en la interpretación de los nocturnos. A menudo encontramos la misma fantasía expresada por las dos vías, en ambos casos desfigurada de manera análoga bajo el influjo de la censura. Por tanto requerirá elaboración interpretativa.
Los ataques parecen incomprensibles de entrada porque:
El complejo reprimido consta de un contenido de representación y de una investidura libidinal. Por tanto el ataque puede ser convocado:
El ataque es el sustituto de una satisfacción autoerótica infantil. Etapas:
Las ausencias provienen de la pasajera pero inequívoca privación de consciencia que se registra en la cima de la satisfacción sexual intensa.
La enuresis es compatible con el diagnóstico de ataque histérico.
Por qué este problema con la sexualidad? La vergüenza, la moralidad y el asco no son razones suficientes, dentro de la vida sexual tiene que haber una fuente independiente de desprendimiento de displacer, que esté en el origen de las anteriores.
El camino que sigue la libido reprimida hacia la descarga motriz en el ataque es tomado del mecanismo reflejo de la acción del coito. Los antiguos decían que el coito es una pequeña epilepsia, para Freud es al revés: el ataque convulsivo epiléptico es un equivalente del coito; por tanto la analogía del ataque histérico con el epiléptico nos sirve de poco, pues entendemos su génesis aún menos que la de la histeria.
Curso de introducción al psicoanálisis
Angeles Moltó