Anna O. - Oír

Anna O

Notas para la clase del 27.10.07

Las primeras histéricas

Se trata de un historial médico:

  • la enfermedad empieza en julio de 1880, cuando la paciente tiene 21 años, se considera una muchacha sana hasta ese momento,
  • algunas psicosis anteriores en la familia extensa, no sabemos nada de su infancia.
  • es una paciente inteligente –algo inesperado- e insugestionable pero muy fantasiosa.

Incubación latente : mediados de julio de1880 hasta el 10 de diciembre.

En julio del 80, en la casa de campo, se enferma el padre a quien  Anna amaba mucho y ella se dedica completamente a su cuidado, pues por otro lado tampoco tenía otra cosa que hacer.

Se agota, coge asco a la comida, tiene sueño intenso, tos nerviosa y estrabismo, que un médico diagnostica orgánico, que muchas veces le impiden atender a su padre.

Una noche cuidándolo, en estado de especial tensión porque a la mañana siguiente vendrá el cirujano, tenía el brazo derecho en el respaldo de la silla, en estado onírico despierto ve una serpiente negra en la pared que va a morder al padre, quiere espantar al animal pero está paralizada, el brazo está dormido y los dedos se le convierten en serpientes rematadas por calaveras, quiso rezar pero no tenía palabras hasta que apareció un verso infantil en inglés.

A la mañana siguiente quiso coger una rama en el jardín pero el brazo se le quedó paralizado y anestésico y la rama se convirtió en serpiente. A partir de ahí cada objeto largo se convertía en serpiente.

Empiezan los estados hipnoides, la angustia le dificulta el comer hasta que todos los alimentos le dan asco.

Un día estando sentada junto al padre con lágrimas en los ojos, éste le pregunta la hora, ella no ve claro, no quiere que el padre la vea llorar, se acerca mucho el reloj a los ojos y se queda estrábica.

Una noche junto al lecho del enfermo oyó música y le dieron  ganas de  bailar, los auto reproches se convirtieron en tos nerviosa

Nadie pareció darse cuenta de lo que estaba pasando.

Contracción  manifiesta de la enfermedad: desde el 11.12.1880 hasta abril de 1881 en que muere el padre.

El 11 de diciembre cae en cama hasta el 1 de abril, los síntomas se multiplican: dolores de cabeza, estrabismo, ve inclinarse las  paredes,  paresia  en el cuello que 

llegó a no poder mover, contractura y anestesia del brazo derecho y al cabo de un tiempo: de la pierna que quedó extendida y rotada hacia dentro, luego también el brazo izquierdo.

Así   la   encuentra   Breuer.   Alternaba 2  estados de conciencia que se producían sin transición: en uno conocía su  entorno y estaba triste y angustiada,  en el otro estaba ausente, tenía alucinaciones (sobretodo serpientes) repetía “martirizar, martirizar” y estaba muy agresiva (insultar, romper), sobre todo con   la enfermera.

A la hora de la siesta caía en un sopor en el que decía palabras sueltas y Breuer acudía a esa hora para escuchar ese material espontáneo, al atardecer se despertaba y entonces Breuer la hipnotizaba y al decirle las palabras que había recogido a mediodía, ella le contaba historias tristísimas, fantasías; el relato tenía efecto catártico: se despertaba tranquila.

Pero de entrada se pone peor, llega a perder la escritura y luego el habla, los estados hipnóticos ocupan casi todo el día. Hasta que Breuer descubre que no quiere hablar por distintas razones que la hicieron sentir ofendida y la compele a decir acerca de eso; entonces empieza a mejorar, aunque al  principio habla en  una mezcla de las 4 lenguas que había conocido, luego sólo recupera la lengua inglesa que sabía de pequeña y había olvidado.

El 1 de abril deja la cama por 1ª vez, pero el padre muere el 5.

Periodo de sonambulismo persistente hasta diciembre de 1881

Con la muerte del padre queda en estupor dos días y sale muy alterada: vuelven sus contracturas y dolores corporales, vista selectiva: de un ramo, ve las flores de una en una, ya no conoce más que a Breuer y presenta alucinaciones negativas si le llevan otro médico.

Deja completamente de comer salvo que la alimente Breuer. Peligro de suicidio – se van al campo (7 de junio).

Allí Breuer sólo va a verla una vez cada 3 días al atardecer, ella le cuenta  bajo hipnosis las fantasías de esos 3 días y vuelta a empezar.

En ese verano, haciendo mucho calor, deja de beber. Bajo hipnosis cuenta espontáneamente que vió beber de un vaso al perrito de una querida dama de compañía inglesa, que eso le había dado mucho asco y que el retorno de ese recuerdo le impedía beber; el síntoma desaparece.

A partir de ahí Breuer empieza a preguntar bajo hipnosis por el origen de  los síntomas y éstos empiezan a desaparecer uno tras otro con más o menos dificultad. Empieza lo que entonces llamaron el trabajo de abreacción. 

Cuando en otoño vuelve a la ciudad está mucho mejor. Breuer acude por la mañana y bajo hipnosis le pregunta por un síntoma y ella cuenta las ocasiones en que le ha ocurrido (ej.: pag. 60 Amorrortu T II), el síntoma se agrava durante el día, por la noche Breuer vuelve y nuevamente bajo hipnosis ella relata con detalle algunas 

escenas hasta que el síntoma desaparece.

En diciembre repite en estado hipnoide exactamente día por día los acontecimientos del diciembre anterior cuando se declara su enfermedad.

Progresiva mejoría hasta junio de 1882

La paciente decidió que el 7 de junio habría terminado su tratamiento y por tanto en el último tiempo trabaja con mucha intensidad.

Así acaba el relato de Breuer. En el informe dice que era notable la poca tendencia sexual en una muchacha joven. Pero cuando Freud le preguntó por ello la realidad era otra, como lo cuenta en su presentación autobiográfica. Lo que Freud omite y sólo nos cuenta Jones muchos años después es que una fantasía transferencial de embarazo de la paciente hace que Breuer interrumpa la  cura,  que se vaya de viaje con su mujer a Italia y la deje embarazada. Prehistoria con la que cargará el hijo de Breuer, según algunos testimonios.

Como decimos en “Freud: pienso porque deseo” (Ver Aula, Artículos): Freud ve en el proceso de Ana O. un caso ejemplar.

Freud, que está empezando a utilizar el método de “limpieza de la  chimenea” como llamaba Ana O. a ese modo de hablar, registra que  en  el discurso de sus pacientes, la sexualidad aparece continuamente asociada a sus dolencias, y va aceptando que este tema se haga cada vez más presente entre las causas de la histeria. Por eso le llama la atención la poca tendencia erótica de Bertha (nombre de Ana O.) en el relato de Breuer, y lo cuestiona en ese sentido. Este le confiesa que era un tema recurrente, y que incluso al final la paciente tenía la fantasía de estar embarazada de su médico; pero que no pensó que fuese importante, que ese tema no le gustaba, y que por eso la derivó. Para Freud era una posición anticientífica intolerable, fue una enorme decepción, decía que Breuer había tenido el misterio de las neurosis al alcance de la mano y lo había dejado caer.

Años después, en 1895, Breuer consentirá finalmente en publicar el caso Anna O, pero cada cual se hace cargo de la redacción de su aportación, donde se pueden leer las diferencias que los separan; la  relación entre los dos amigos está ya rota.

Angeles Moltó

Angeles Molto
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