El nuevo paradigma - Oír

El nuevo paradigma

(R.S.I.- Julio 1953)

Empezamos el 2º cuatrimestre de este curso, en el que nos hemos propuesto trabajar los conceptos de pulsión y deseo en Freud y Lacan para distinguir los dos momentos  de la organización sexual del ser hablante: el primer tiempo de la sexualidad pregenital, en la que el lenguaje incorpora al cuerpo, cuyo resultado son  las pulsiones; y un  segundo,  que llamaremos sexuación, sometido a la primacía del falo, que resignifica las pulsiones, cuyo eje es el deseo.

Hemos  visto  durante  el primer cuatrimestre, como Freud descubre la sexualidad infantil y trabaja en profundidad las pulsiones, utilizando esporádicamente la noción de deseo pero sin conceptualizarla; y ahora entramos en la obra de Lacan para trabajar precisamente el concepto de deseo que está presente en su discurso desde el principio.

Freud habla de sexualidad y no utiliza nunca la palabra sexuación, que es una aportación lacaniana para referirse a la constitución del sujeto como masculino o femenino. Lacan habla concretamente defórmulas de la sexuación” para escribir las posiciones masculina o femenina respectivamente. Es Vappereau quien señala que la organización genital infantil, sometida a la primacía del falo, que Freud plantea en 1923, es tan distinta de la pulsional, que merece otro nombre, y propone utilizar sexo o sexuación. Pienso que es mejor utilizar sexuación, y dejar sexo para el comportamiento instintivo animal.

Para iniciar el recorrido por la obra de Lacan, proponemos empezar por ver el nuevo paradigma que informa su teorización, que implicará la revisión de muchos de los conceptos freudianos, porque pasamos de una dialéctica de dos términos: realidad y fantasía, a una tríada: real, simbólico e imaginario, sin que ninguno de los primeros corresponda a alguno de los segundos.

Para ello vamos a trabajar su texto “Simbólico, Imaginario y Real” escrito en julio de 1953, dos  meses antes de “Función y campo de la palabra y el lenguaje” .

S.I.R. es una conferencia que Lacan pronuncia con ocasión de la fundación, con unos cuantos disidentes de la “Sociedad psicoanalítica de París”, de la “Sociedad francesa de Psicoanálisis”. Es, por tanto, un texto interno, para sus alumnos, para sentar las bases de las que partirá en su enseñanza.

“Función y campo…” es un texto para un congreso internacional de la IPA (International Psychoanalytic Association). La S.P.F. formaba parte de la I.P.A., y Lacan pretendía que la nueva S.F.P. se integrara también en ella; a eso apunta esta conferencia.

Lacan empieza S.I.R. señalando que su enseñanza se basa en un retorno a Freud, en una relectura de los textos freudianos, porque lateoría psicoanalítica –y también la técnica, pues no constituyen sino una sola cosa”- ha sufrido después de Freud un retroceso, una degradación.

No hay, dice Lacan, dimensión más total de la realidad humana que la realizada por la experiencia freudiana”. Sin embargo, afronta esa realidad con esos tres registros: Simbólico, Imaginario y Real, que son otros que los que propone Freud. Se trata, pues, de un relectura y no de una simple repetición; se trata de hacer un comentario, aportando el material necesario para fundar la teoría que Freud había descubierto .

Lacan se pregunta qué es un análisis, qué es esa experiencia hecha sólo de palabras y que sin embargo es tan eficaz . Y, entones ¿Qué es la palabra? O como él lo llama aquí: el símbolo?

La respuesta que él encontró en la I.P.A. se debía a que habían evitado plantearse esa pregunta sobre los resortes propiamente técnicos del análisis y trabajar más bien con las conductas, los sentimientos, las costumbres,… el psicoanálisis había desembocado en una serie de impenetrables, que acabaron convirtiendo el análisis en algo “ mucho más irracional de lo que es ” dijo Lacan entonces; ahora se puede decir: en algo irracional que no es .

Hace años se consideraba, precisamente en esta dirección que Lacan denuncia,  que  su técnica  pecaba  de  intelectualización,  y así se llegaba, efectivamente, a una experiencia inefable, que encontraba una crítica fácil de falta de cientificidad desde la psicología.

Freud quiso un psicoanálisis fundamentado en el rigor científico y Lacan también. Freud, a pesar de que trabajó siempre con la palabra en su clínica, no contó con las aportaciones de la ciencia lingüística porque no llegó a conocerla, pero Lacan toma desde el principio la estructura del lenguaje para basar su trabajo en sus normas y constricciones.

 

Lo Simbólico, la función de la palabra y el campo del lenguaje, conforman uno de los registros de la estructura del sujeto.

Si lo que leemos en el discurso de un sujeto, hace aparecer una idea inconsciente que consigue remover un síntoma ¿por qué se mantiene inconsciente esa idea?

  • Decimos que olvidamos aquellos deseos que si fueran conscientes nos angustiarían.

Pero entonces ¿por qué un deseo prohibido consigue fabricar un síntoma, es decir expresarse de alguna manera?

  • Lo llamamos principio del placer: las mociones de deseo necesitan alguna forma de satisfacción.

Esas satisfacciones no  dejan  de ser  de un  estilo  peculiar, pues les es suficiente realizarse en un sueño o un síntoma; es decir que son satisfacciones de otro orden que las satisfacciones de las necesidades corporales, ligadas a ritmos orgánicos fijos .

Estamos, evidentemente, en el Lacan de los primeros años, cuando aún no ha descubierto que en el ser humano las necesidades orgánicas están totalmente subvertidas por la sexualidad pulsional.

Los objetos que producen esas satisfacciones imaginarias son objetos imaginarios que no pueden encontrarse sino en el registro de la sexualidad, y que admiten unas equivalencias entre ellos sólo posible en este registro imaginario; es lo que Freud llama desplazamiento.

“El término libido, dice Lacan, es una noción que no hace más que expresar (…) la noción de equivalencia en cierto metabolismo de las imágenes; para lo que es necesario este término energético”.

Imaginario, por lo tanto, remite a imagen , y no a la ficción, que tiene que ver con lo simbólico.

Esos desplazamientos los encontramos también en los animales, si no los patos no se envenenarían comiendo plomo, p. ej. Es decir que ese registro imaginario lo compartimos con los animales, a los que vemos hacer sus paradas sexuales con gritos y colores , que son imágenes acústicas y visuales .

Es lo que más adelante Lacan llamará el falo imaginario , la parada sexual .

En el ser humano esas imágenes del objeto sexual constituyen las fantasías, de las que Freud ya había hablado. Pero las fantasías no son sólo imágenes, sino que tienen una función simbólica, es decir están articulas por el lenguaje. Una imagen en  un  sueño o  en  un síntoma  pueden estar funcionando como en un jeroglífico: representando una sílaba de una palabra, que se construirá con varias imágenes, cada una de las cuales será una sílaba.

Con esto queda claro que no hay interpretaciones hermenéuticas de los sueños, los síntomas, o los dibujos de los niños; en cada caso serán las asociaciones del paciente las que nos darán la significación de una formación de lenguaje; lenguaje que no es unívoco, sino que requiere siempre interpretación, lectura, porque es multívoco.

Entonces distinguimos entre significante, lo que en este momento Lacan llama todavía símbolo, que requiere un sujeto que lo lea, y signo. Un signo, una señal, tiene un sentido fijo –como las señales de tráfico, p. ej. -.

En la continuación de la teorización de Lacan: un signo representa algo para alguien, para el yo; y un significante representa al sujeto para otro significante. Y la parada sexual humana no será sólo ese falo imaginario sino la función imaginaria del falo simbólico .

Cuando Lacan habla de lo Real en este texto se refiere a la realidad de un sujeto. Dice que en nuestro trabajo se nos escapa lo real de nuestros pacientes, cuando a Freud no se le escapaba, a pesar de que también le caía fuera de su alcance. Se refiere a como describía la realidad de sus analizantes en sus presentaciones clínicas.

El concepto de real es el que más cambiará en la continuación de la obra de Lacan hasta llegar a equivaler a lo imposible de escribirse .

Cuando un neurótico llega a la consulta de un analista, viene a contarnos un sufrimiento que no entiende, un síntoma que en realidad es una transacción entre un deseo prohibido y la necesidad de satisfacción; es por tanto una palabra amordazada: algo que necesita ser dicho pero sin que se entienda. Lo que no puede ser dicho con un significante que está reprimido, aparece en una serie de imágenes –corporales o personajes – que requieren interpretación . Interpretación que es posible porque se trata de un discurso, de una cadena significante, de las palabras -lo Simbólico – y las imágenes -lo Imaginario – articulados.

Pero el sujeto, en realidad, no quiere saber, de lo contrario, no habría motivo para la represión. El neurótico llega hablando con su yo frente al mundo, y viene a convencernos de que tiene razón, viene a hacernos entrar en su síntoma. Eso es la transferencia.

El momento en que -mediante el trabajo de la transferencia pueda ver qué está repitiendo, pueda reconocer el goce, la satisfacción, que hay encerrada en su síntoma- pueda reconocer su responsabilidad en el sufrimiento del que se queja,  es un momento significativo en la historia de ese análisis. Entonces dejará de situarse como un yo frente al mundo, para tomar la posición de un sujeto frente al lenguaje; es el momento en que podremos indicarle el diván, si queremos seguir usándolo o si lo decidimos así para ese analizante concreto.

El yo es la imagen del cuerpo que constituimos en espejo; una imagen que nos llega desde el exterior, en la que el sujeto no puede reconocerse sino alienándose; es la imagen de unidad y completud que creemos ser; una instancia de desconocimiento, aunque una identificación necesaria .

La relación imaginaria desemboca en un “o tu o yo” que genera tensión, agresividad y culpa. Sólo con la palabra  hay pacto, pacificación; la palabra dada es un acto.

La identificación por la palabra, la identificación simbólica, es la que sirve para que las personas se reconozcan como personas. 

Las palabras regulan las alianzas de parentesco: una serie de constricciones que proporcionan al sujeto la pertenencia a un grupo y las normas por las que relacionarse con los otros.

El análisis, donde no se puede hacer nada, pero se puede decir todo, es un acto inscrito en un a relación a tres, porque el analista asegura que la palabra no pierda nunca su lugar; para ello es recomendable que tenga una cultura lo más amplia posible y desde luego que sepa lo que está haciendo .

El neurótico prefiere la culpa del deseo realizado en el síntoma que la angustia de reconocer su deseo prohibido, pero la relectura de su historia y su reinterpretación, el acto de su palabra, sometida a la ley y no a la culpa, posibilitarán que su deseo y su cumplimiento puedan realizarse  simbólicamente .

Se trata de la realización del objeto por la palabra. Qué es esa realización? Es una noción utilizada por Freud, pero que no desarrolla. Lacan considera que sigue manteniéndose enigmática y desarrollará el registro de lo real a partir del seminario 7 sobre la Etica.

Lacan dirá mucho más adelante que la calidad de un analista es la calidad de su teoría; de una teoría realmente compleja, que por eso se adquiere en una formación larga y muy acompañada.

Angeles Moltó

Angeles Molto
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