
06 Nov Kojève XIX
Ensayo de una historia razonada de la filosofía pagana II (clase 11)
La Paratesis tética de Platón
II –El desarrollo de Platón de la noción platónica del Concepto
3. La Fenómeno-logía de Platón en tanto que Cosmo-logía “espiritualista”
Como lo que corresponde al verdadero sentido de lo que se dice en verdad de un fenómeno no es el fenómeno en sí mismo, ni siquiera su esencia, sino la Idea trascendente que esa esencia reproduce imperfectamente, el Alma del Hombre que habla no podrá ser ni cuerpo ni siquiera una negación activa de él -como para Hegel, para el que el Espíritu humano es una Negatividad que es Nada puro por fuera del cuerpo-. Para Platón el Alma es una entidad especial y distinta de todo lo demás, trascendente al cuerpo, es decir independiente de él.
Es difícil, según el propio Kojève, saber que es el Alma para Platón. Hay dos rasgos, que resultan contradictorios, que parecen desprenderse de lo que dice en sus Diálogos: la Trascendencia del Alma o Psique no tiene nada que ver con la inmortalidad individual, y segundo, la Independencia del Alma es lo que luego se llamó Libertad. En el Fedón podemos ver que no hay modo de demostrar la sobrevivencia o prexistencia de las almas individuales, que la pruebas producidas en ese sentido por Sócrates no son para él sino sofismas.
Aunque Sócrates deja claro que cuando cuenta historias edificantes lo hace por motivos pedagógicos para gente que no son almas filosóficas, de otra manera que cuando trata de demostrar, por ejemplo, la Trascendencia del Alma como la adecuación del sentido de lo que dice un filósofo hablando en verdad con la Idea eterna de la que habla, sin olvidar ponerlo en relación con la Eternidad inefable.
El alma, pues, no es inmortal sino en el sentido que es Logos, es decir, el Sentido idéntico siempre y en todos lados al Discurso que es la Verdad, independiente de todo lo que existe empíricamente en la Duración-extensión. Se ve que la inmortalidad no es individual y que la Libertad es esencialmente discursiva, pero esa Libertad, sólo al alcance de lo filósofos ¿cómo puede ser otra cosa que individual?
Parece que Platón, camuflando su contradicción con su lenguaje de los Mitos, apunta a distinguir entre los que ven su ironía de los que lo toman a la letra. En el Crátilo dice que los morfemas de discursos dotados de sentido son cualquiera (arbitrario o contingente), de modo que el hombre es libre de vincular el sentido que quiera a cualquier cosa. Entonces el cuerpo humano no es sino el morfema del sentido que es el alma, impuesto por la Idea eterna que le corresponde y a la cual se refiere, lo que anula toda libertad. En verdad, esa libertad no es sino una imagen especular espacio-temporal de una Realidad-objetiva eterna fuera de la Duración-extensión y anclada en la Eternidad, que ya no tiene nada de humana ni de discursiva. Cuando tratamos de entender como funciona esa Libertad trascendente en el Mundo fenoménico, lo que encontramos es que a Platón no le interesa en absoluto saber como ocurren las cosas en realidad.
Platón supone que sus Espejos pueden tener partes móviles, de modo que haya una forma de que el primer reflejo no se repita en el Espejo de enfrente y sólo se reenvíe al objeto reflejado. Esa facultad móvil, que sólo puede ser usada de forma voluntaria, es asimilada al alma filosófica.
egún Platón, y al contrario que Aristóteles, cualquier hombre puede devenir filósofo con la sola condición de quererlo verdaderamente, es decir: orientando el alma especular de la manera adecuada. Esto es, en último término, de lo único que trata la Fenómeno-logía platónica, que él reduce voluntariamente a una Antropo-logía, que sólo se interesa por el Hombre en la medida que es un Alma que busca discursivamente lo Eterno, porque ama la Eternidad. Entonces esta Antropo-logía mística es una Psico-logía, que no es sólo una Gnoseo-logía sino también una Moral redoblada con una teoría estética del Amor, esencialmente discursiva o dialéctica, o sea una auténtica logía. Por tanto, la Gnoseo-logía de Platón es una Dialéctica que habla de la propia dialéctica, partiendo de la dialéctica contradictoria de los discursos fenoménicos, llegando a la dialéctica positiva de la Filosofía. En este sentido es homóloga a la Fenómeno-logía del Espíritu de Hegel.
Nos queda ver qué es la Fenómeno-logía platónica tomada como una Gnoseo-logía.
Cuando contemplamos el gran Espejo que es para Platón el Mundo en el que vivimos, se ven algunas cosas bellas. El Fenómeno de la Belleza y particularmente algunos fenómenos bellos impresionó claramente a Platón; el mundo donde vivía le parecía menos despreciable de lo que tendría que haber sido teóricamente: había cosas bonitas y seres bellos a los que se podía hablar.
Es difícil decir qué es la Belleza; pero se pide a lo bello que se mantenga indefinidamente igual a sí mismo, que no se afee multiplicándose y deformándose; el que puede apreciarlo lo admira precisamente en tanto único en su género.
El fenómeno bello tiene que presentar los caracteres de esa entidad ideal que Platón llama Idea, pero acaba degradándose siempre, de modo que piensa que sólo la Idea de Belleza debería impresionarlo, y por eso considera los fenómenos bellos algo de un género especial. Como el Mundo sensible bello abre la puerta al Cosmos ideal, la Fenómeno-logía de la Belleza puede servir de introducción a la Ideo-logía platónica. Con la condición de ser capaz de apreciar algo bello se puede empezar a hablar de la Idea misma de Belleza.
También el fenómeno amoroso lo impresiona. No habla directamente de él, se esconde detrás de Sócrates o hace hablar a Diotima, pero la aparición de Eros es importante en sus Diálogos, y parece claro que vinculaba el fenómeno del amor a la belleza fenoménica y a la Filosofía.
Describe el Amor verdadero como eterno, más fuerte que la muerte, por tanto un fenómeno que no se degrada. El Amado es para el Amante un ideal, una imagen de la Idea, independiente de la existencia-empírica; por tanto el Amor sitúa al Amante en una posición parecida a la del Filósofo frente a la Idea o al Cosmos ideal, es el ser en tanto tal lo que le es dado al Amante por el Amor. (Lacan seminario I).
Eros es pues filosófico, puesto que una Fenómeno-logía erótica puede guiar al hombre a través del Mundo fenoménico del que habla y orientarlo hacia la Energo-logía ideo-lógica que lo llevará al Silencio místico amoroso. La felicidad del amor es para el amante la ante-sala de la Beatitud, que es la unión mística en y por el Amor religioso con Dios.
Platón parece decir a veces que Eros es una condición necesaria para la Filosofía, pero deja claro que no es suficiente: cuando habla por ejemplo de Alcibiades, cuyo amor no es eterno ni uno ni único, o cuando describe amantes que lejos de unirse discuten, u otros que se ciegan y pierden toda razonabilidad.
Platón constata feliz que además del Amor que lo Bello hace nacer en el Alma, hay en los hombre otro atributo inmediato de la conciencia más serio y seguro: la conciencia moral, que será para Platón la intuición infalible, la idea clara y distinta, de lo que es bueno, el bien; lo que será más tarde para los cristianos, Kant incluido, un sentimiento de deber. Se trata del conocimiento inmediato de lo Justo, que permitirá comprender la Justicia, por definición una y única, y distinguir las injusticias múltiples. Se trata de la Conciencia moral entendida y tomada por Sócrates como la condición necesaria y posiblemente suficiente de la Filosofía.
Lo Justo es siempre y en todo lugar lo mismo; la Justicia es un atributo de la Conciencia moral que no se degrada y no engaña como la Belleza revelada por el Amor. Además la Justicia une a los justos, todos acuerdan al distinguir lo justo de lo injusto; en cambio los amantes no buscan el acuerdo de que todos amen a su amado. El discurso del Justo revela la Idea de Justicia en tanto tal, de identidad eterna consigo misma.
Por otro lado, Platón no piensa que la encarnación humana de la Justicia, es decir la virtud, sea imposible por contradictoria; con lo cual cada cual es responsable de ser virtuoso o no. De manera que, en su lenguaje imaginarizado, la faceta voluntariamente móvil, que es el Alma humana, puede orientarse de modo de reflejar correctamente la Idea, tomando como blanco el Bien en vez de la Belleza. Deviniendo virtuoso, adecuándose por entero a la intuición moral de lo Justo, el Alma verá reflejarse en ella una imagen conforme a la Justicia ideal, que en tanto una y única de la Idea del Bien, lo será del Cosmos ideal en su conjunto.
Sin embargo, aunque la virtud es una condición necesaria de la filosofía, puesto que sólo la conciencia moral permite al hombre orientarse respecto a la Idea, no es suficiente porque la virtud puede practicarse en silencio y para ser filósofo es necesario además querer hablar del Cosmos ideal.
A veces se ha leído que Platón habla en algunos pasajes como si el hombre pudiera prescindir de la Filosofía, pero es claro que para él la Existencia empírica sólo es humana si es discursiva, lo que es la condición indispensable de la Filosofía. Sabe que no se puede decir todo, pero el silencio para él sólo es concebible como Silencio místico, el de el filósofo que consiguió decir todo lo que se podía decir. Piensa que el Silencio sabio no está al alcance de todo el mundo; tal vez hay que haber nacido dotado para ello, y desde luego hace falta entrenamiento o mejor aún ser entrenado por alguien más sabio. Puede parecer algo excepcional, pero Platón se sentía cómodo entre lo excepcional.
En cualquier caso no hay posibilidad alguna de devenir filósofo sin la adecuación del discurso al criterio de la Conciencia moral que permite distinguir de modo inmediato el Bien; de otro modo no se puede desembocar sino en el discurso contradictorio de los heraclitianos o los sofistas. Para la Moral socrático-platónica Bien y Mal se oponen como si y no y sólo un sofista pretenderá que algo pueda ser ambos o ninguno de los dos (p ^ -p) o -(p v -p).
La estructura formal que la conciencia moral impone al Discurso filosófico es precisamente es justamente el de la Dialéctica socrática que preconiza Platón.
En primer lugar, esa Dialéctica tiene que ser dicotómica conforme a los principios de no contradicción y de tercero excluido: la Tesis se opondrá a la Antítesis que la niega sin compromiso posible, o sea sin Síntesis que comprometería a la Tesis. En segundo lugar tiene que ser dicotómica en el sentido de permitir distinguir el Bien del Mal para mostrar que sólo lo malo se desdobla y acaba en contradicción, y sólo lo bueno se mantiene indefinidamente idéntico a sí mismo aún multiplicándose.
La Virtud, en tanto Justicia, manifestación del Bien, se mantiene una y única, aún multiplicándose para dar lugar a cada forma de virtud que ocuparán por orden los números ordinales impares de la serie.
Como el Filósofo quiere hablar se reunirá con los buenos discutidores, los que mantienen la Dialéctica socrática; pero Platón no lo hará en la plaza pública como su maestro, al que los Sofistas molestaban y acabaron llevando a la cicuta, sino en un jardín privado. Su Academia no impidió que sufriera lo que para él fue la traición de Aristóteles y después de su muerte la Para-tésis tética desapareció de aquella Academia; pero todavía actualmente hay cenáculos, bajo distintos nombres, donde amigos se reúnen desinteresadamente para hablar buscando verdades universales, con el deseo común de separarse del mundo en el que viven, convencidos de que no se puede mezclar saber y gobierno
Angeles Moltó
Mayo 23