Kojève VIII

Kojève VIII

Ensayo de una historia razonada de la filosofía pagana I

La evolución de la filosofía durante el periodo pre-kantiano

La Filosofía pre-democritiana se centró en considerar, más allá de los fenómenos, el Ser dado, ignorando –sin saberlo- la Realidad objetiva en tanto tal. Parece que percibieron que hablar de los fenómenos los llevaba siempre y en cada ocasión a terminar por contradecirse. Para esos filósofos pre-democritianos, una Entidad una y única, sin la cual la noción misma de discurso verdadero carecía de sentido, no podía postularse sino más allá de la Existencia empírica.

Demócrito partió de la misma constatación, se dio cuenta que tenía que referirse a una Entidad permanente más allá de la Existencia empírica múltiple y variada en el espacio-tiempo; sólo que no la encontró en el Ser dado –uno y trino- sino en la Realidad objetiva, que podía ser doble con la condición de contemplar la oposición irreductible de sus elementos en su interior sin apelar a la Existencia empírica.

En sentido estricto no se puede hablar con propiedad de una Realidad objetiva no recubierta por el Ser dado o el Concepto que es; no podemos sino medirla y transformar esas medidas en ecuaciones. Tampoco se puede hablar, en rigor, de la Existencia empírica basándola sólo en la Realidad objetiva; podemos, todo lo más, representarla en y por  imágenes gráficas o verbales en una fenómeno-grafía, transformable por la medida en fenómeno-metría, susceptible de enlazarse con la Energo-metría, que es la revelación no discursiva de la Realidad objetiva en y por la Física propiamente dicha.

Es interesante señalar la importancia que da Kojève al decir, que muestra la proximidad entre la Filosofía y el Psicoanálisis, ambos no falsables, en tanto no experimentales –tomando los términos de Popper para definir la ciencia-. La diferencia es que la Filosofía propiamente dicha tiene un discurso verdadero y no falsable y los decires del Psicoanálisis son no verdaderos y no falsables; queda para la ciencia el ser un discurso verdadero y falsable.

Es recién en el S. XVI cuando se empezó a percibir el carácter inefable, no discursivo,  de la Realidad objetiva aislada o incluso relacionada con la Existencia empírica.

La Filosofía no percibió la Realidad objetiva, intercalada entre el Ser dado y la Existencia empírica, sino a través de la obra de Demócrito. Los filósofos que sólo hablan del Ser dado que se manifiesta en tanto Fenómeno, que existe empíricamente en el espacio-tiempo, son pre-democritianos, es decir pre-socráticos, independientemente de donde y cuando emitan su discurso. Todos los verdaderos filósofos posteriores a Demócrito –Platón incluido- han hablado no sólo del Ser dado y de la Existencia empírica, como hacían los pre-socráticos, sino también de la Realidad objetiva descubierta por la Física de Demócrito.

Aunque el discurso de Demócrito no fuera probablemente filosófico, el propio Discurso filosófico no pudo completarse, en tanto cuadro del Saber sistemático en ciernes, sino estableciendo un lugar para la Energología entre la Ontología y la Fenomenología, haciendo entre las tres “-logías” la unidad de la Lógica o del Discurso. 

La Filosofía no pudo desarrollar su propia síntesis paratética, desarrollando la Energología, sino después del planteamiento de la Energo-metría desarrollada por la Física moderna, inaugurada en la primera revolución científica y culminada, de momento, por Einstein.

Una Energología correctamente desarrollada, de la que Demócrito sentó las premisas, es la condición indispensable de la Paratesis sintética de la Filosofía, desarrollada por Kant. Kojève acuerda con Koyré, no sé si sabiéndolo, en que los desarrollos de Filosofía y Ciencia no son separables. 

Pero la Paratesis sintética kantiana supone la Paratesis tética de Platón y antitética de Aristóteles. Vamos a ver entonces, para terminar este primer curso dedicado al “Ensayo de una historia razonada de la filosofía pagana”, una primera aproximación a esas paratesis.

3 – Las Filosofías paratéticas

Pasó un tiempo tan largo entre la primera pareja antitética y la segunda paratética de Platón y Aristóteles, que uno puede preguntarse a qué se deben esos lapsos de tiempo, aún más si tenemos en cuenta el tiempo pasado desde ahí hasta la parasíntesis de Kant. 

Que los genios aparecen en la historia de manera aleatoria no es una respuesta éticamente responsable, ni discursivamente satisfactoria, aunque es la más frecuente; la cuestión es que los grandes autores sólo surgen cuando se dan las condiciones sociales e históricas que lo hacen posible, como los distintos saberes dependen los unos de los otros para su aparición.

Así en la Grecia clásica, donde el logos tenía una importancia fundamental, fue posible la presencia casi simultánea de Platón y Aristóteles y hay periodos, creo que lamentablemente como el actual, en que el valor de la palabra se degrada, de modo que el tejido social no facilita la aparición de grandes pensadores, que en todo caso, si existieran, no llegarían a salir del anonimato.

Veamos qué pasó en ese espacio-tiempo tan especial entre Parménides/Heráclito y Platón/Aristóteles más allá de Anaxágoras y Empédocles.

La tradición platónica atribuye a Sócrates el descubrimiento de la Paratesis filosófica, que es el desarrollo de la noción de Concepto definida como Eterno e intercala entre los presocráticos propiamente dichos y Platón/Aristóteles un conjunto triádico: los sofistas, Sócrates y las escuelas socráticas. Sabemos muy poco incluso de Sócrates; lo que hace Kojève es pensarlos en función del lugar que pueden ocupar en el Sistema dialéctico del Discurso.

A partir de las Tesis y Antítesis de la Filosofía, el Escepticismo puede atreverse no sólo con las teorías axiomáticas contrarias sino con la Filosofía misma. Los intelectuales pueden malinterpretar las tesis filosóficas tomándolas por axiomas teóricos, cuyos decires toman un aire filosófico, de modo que podemos considerarlos pseudo-filósofos.

 

Cuando un Teoría pseudo-filosófica se confunde con una Teoría a-filosófica, toma generalmente conciencia de su diferencia con la Filosofía auténtica y se opone a ella, convirtiéndose en anti-filosófica. En cambio, hablamos de Teoría pseudo-filosófica propiamente dicha si pretende ser filosófica y se opone a la Teoría a-filosófica. Las Teorías anti-filosóficas tratan de sustituir a las a-filosóficas, que pretenden mejorar; mientras que las pseudo-filosóficas buscan ocupar el lugar de la Filosofía auténtica, que pretenden renovar. Además algunos filósofos intentan teorizar la Filosofía misma, para defenderse de los anti-filósofos o acercar a los a-filósofos, desarrollando así Teorías para-filosóficas, difíciles de distinguir de las pseudo-filosóficas.

Las teorías anti o pseudo o para-filosóficas se convierten sin darse cuenta en teológicas, científicas o morales.

Las Teorías axiomáticas tienen tendencia a permanecer como fueron en su origen, es decir a-filosóficas, en cambio las escépticas se transforman fácilmente en anti-filosóficas, y las dogmáticas acaban, pronto o tarde, deviniendo pseudo-filosóficas. Las para-filosofías no devienen axiomáticas, no siendo en general escépticas, son casi siempre dogmáticas, de modo que las podemos considerar Filosofía dogmatizada.

Parece que había Sofistas –parece que pseudo-filósofos- eleáticos y heraclitianos, intelectuales teñidos de filosofía, que consideraban a Parménides y Heráclito teóricos axiomáticos. Lejos de identificarse con la tradición, presentaban sus teorías como progreso filosófico.

Se conoce mejor el Escepticismo sofista que parece haber recorrido los tres estadíos del Formalismo (lingüístico o lógico), el Relativismo (Protágoras) y el Nihilismo (Cratilo). Se trataba, sin duda, de Escepticismo teórico, a-filosófico dirigido contra teorías axiomáticas a-filosóficas -teológicas, científicas o morales. Pero parece que hubo también  un inicio de Escepticismos anti-filosófico y pseudo-filosófico.

La coexistencia del Eleatismo y del Heraclitianismo  sofísticos contradictorios axiomatizados tuvo que producir reacciones escépticas anti-filosóficas nihilistas y pseudo-filosóficas relativistas, de modo que los distintos Escepticismos parecen haber coexistido, no sin conflictos. Puede ser que el pitagorismo fuera una teoría dogmática teológica pseudo-filosófica que se opusiera a la teología dogmática a-filosófica del Orfismo; puede ser también, que la Teoría dogmática científica de Demócrito fuera en oposición a otras dogmáticas científicas a-filosóficas anteriores a él; también parece que los intelectuales agrupados alrededor de Pericles buscaban una Teoría dogmática moral pseudo-filosófica opuesta a las Teorías dogmáticas morales a-filosóficas de la época pre-sofística.

En cuanto a los Sofistas propiamente dichos elaboraron, para disgusto de Platón, Teorías anti y pseudo-filosóficas, que derivaron en Teorías dogmáticas teológicas. Desde luego no parece que hayan desarrollado nada parecido a una Para-filosofía. El mejor conocido de los Sofistas es Protágoras; Platón lo sitúa entre los heraclitianos, pues planteaba que todo se mueve, de tal manera que todo aquello de lo que se habla deja de ser lo que era y lo que se dijo que era, hasta devenir, incluso, lo contrario. Pero, si todo se mueve sin detenerse jamás, lo que dejó de ser deja su lugar a lo que ahora es, y que ya es otra cosa: ni A ni no A. 

Todo esto es heraclitiano, sin duda. Pero, aunque Protágoras se ocupaba de aquello de lo que se habla, no lo hacía del hecho de decir, del discurso como tal; no es, por tanto, un auténtico filósofo como Heráclito, ni siquiera un Para-filósofo, sino un teórico, y más concretamente un teórico moral. En tanto sofista, lo más importante para él era dar una educación adecuada; en último término lo que le importaba era el comportamiento humano, y sus dichos estaban destinados sobre todo a ser eficaces, más que a lograr un criterio discursivo; otro discurso que se le opusiera podía ser verdadero, pero no era válido si no era eficaz como el suyo. Su discurso no es axiomático sino dogmático.

En medio de todas estas Pseudo-filosofías axiomáticas o dogmatizadas, que persistieron sin duda durante la época socrática, se  desarrolló  también una Para-filosofía.

Para-filosofía

Se sabe muy poco de los para-filósofos de esta época, pero se puede suponer que hubo, hasta la llegada de Sócrates, Parmenidianos y Heraclitianos auténticos, que dogmatizaron sus discursos para oponerse a los ataques escépticos. 

Es posible que el Eclecticismo reinante, que parte de plantear explícitamente las contradicciones para relativizar todo el Discurso, los llevara al desarrollo de una Para-filosofía, que contiene una contradicción implícita, que no pueden dejar de ver, pues trata de conservar la Tesis y la Anti-tesis. La única solución posible, para no dejar de moverse en el dominio puramente filosófico, es buscar una conciliación para-tética, que la tradición atribuye a Sócrates.

Sócrates

Sabemos de él sorprendentemente poco para lo mucho que se habla de él; y Kojève considera que ese poco no ha sido estudiado y profundizado convenientemente. Sólo encontramos la primera  Para-tesis de la Historia de la Filosofía en los textos de Platón y Aristóteles.

Se lo presenta como el descubridor del concepto, en el sentido más corriente de “noción”, pero las nociones eran conocidas mucho antes de él; tampoco lo podemos considerar el descubridor del Concepto en sentido filosófico, porque eso lo habría convertido en el primer filósofo de la historia.

Lo que Sócrates aportó realmente, y eso le da su lugar en la Historia de la Filosofía, es la noción paratética del Concepto entendido como Eterno; Eterno en relación a la Eternidad.

Fue también un auténtico pagano, que no veía en el Hombre sino una manifestación de la Naturaleza humana eterna. Sólo Kant, un filósofo cristiano, pudo ser el primero en plantear lo Eterno conceptual en relación con el Tiempo.

Las escuelas socráticas no supieron leer en el Discurso socrático el descubrimiento que implicaba. 

Platón fue el primero en desarrollar discursivamente la noción socrática del Concepto eterno en el sentido de una para-tesis tética, poniendo en relación lo Eterno conceptual (lo que él llamaba Idea) con la Eternidad parmenidiana situada fuera del Tiempo, fuera del Rio de Heráclito, podemos decir.

Es la misma noción que es desarrollada por Aristóteles poco después, en sentido inverso, para plantear la Para-tesis antitética, que pone el Concepto eterno en relación con la Eternidad dentro del Tiempo; el eterno retorno sobre sí mismo del Rio de Heráclito.

Lo que Aristóteles decía de Sócrates, que era el primero que se había ocupado discursivamente de las definiciones, no es contradictorio con todo esto: por un lado el descubrimiento de las definiciones es fundamental para el desarrollo de la Lógica y del fundamento del Discurso, entonces; por otro, las definiciones de Sócrates son fundamentales para reponer en su lugar todo lo que se había tergiversado en el periodo anterior.

El curso próximo trabajaremos Platón y Aristóteles, siempre de la mano de Kojève.

Angeles Moltó

8. 2. 22

Angeles Molto
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